Como el escorpión que clava el aguijón a la rana que lo salvaba de morir quemado, porque es su condición, el gobierno español no puede evitar mostrar su animadversión hacia todo lo que representa Cataluña, ya sea en términos de desarrollo económico, cultura o autogobierno.
Parecería una buena táctica intentar disimular esta voluntad de perjudicar la economía catalana y de relegar los catalanes a ciudadanos de segunda, y más ante dos procesos electorales muy transcendentes, las elecciones españolas a final de año y sobretodo las elecciones catalanas del 27-S, que tendrán un carácter histórico si el electorado las transforma en unas elecciones plebiscitarias que proporcionen un mandato democrático para que el nuevo gobierno catalán salido de las urnas inicie los pasos para la creación de un nuevo estado europeo, mediante la secesión de España.
Pero además, el mundo entero puede observar con luces y taquígrafos la diferencia entre las dos partes en este proceso larvado durante siglos: la parte catalana intenta mantener la máxima transparencia en el proceso garantizando que sea plenamente democrático, pacífico y cívico. Por su parte, el gobierno español evita que se pueda dar la voz al pueblo, promueve una cultura del miedo, con amenazas y guerra sucia, y con una intensificación en sus políticas de españolización, de recentralización, de obstaculización del desarrollo de Cataluña.
Ayer mismo se conocieron dos noticias importantes que reflejan la linea española.
Por una parte, el boicot permanente al corredor mediterráneo: Adif mantiene paralizada desde hace dos años la construcción del principal tramo del corredor mediterráneo en Cataluña. No hay rastros de obras pese a que adjudicó en junio de 2013 el contrato con el que se tenía que colocar un tercer raíl para adaptar las actuales vías, de ancho ibérico, al estándar internacional. La actuación permitiría dar salida hacia Europa a trenes cargados desde las fábricas de Seat, Solvay y Cerestar, pero además solventaría “el cuello de botella más importante del corredor mediterráneo” [+]
Y por otra parte el boicot permanente al aeropuerto del Prat: El Gobierno fuerza a las aerolíneas de Japón e India a seguir hasta Madrid si quieren volar a Barcelona. Japan Airlines y All Nippon Airways ultiman un pacto con AENA que Air India estudia replicar con un doble destino desde el inicio de operaciones. El Gobierno liderado por Mariano Rajoy ha condicionado la negociación que la Generalitat de Cataluña mantiene con tres aerolíneas asiáticas interesadas en operar rutas con el aeropuerto de El Prat. El mensaje que el Ministerio de Fomento, liderado por Ana Pastor, ha mandado a través de AENA es claro: el Ejecutivo dará el visto bueno a la creación de las nuevas rutas sólo si su destino final es Madrid.
Air India estudia operar con dos destinos, Nueva Delhi y Bombay y en este caso, el Gobierno incentiva a la compañía con otro valor: facilitar más visados a los ciudadanos de la India que quieren llegar al país si los vuelos terminan en Madrid. “Se trata de una estrategia de chantaje total”, sentencian las fuentes consultadas, que recuerdan que es el Ministerio de Asuntos Exteriores quien tiene capacidad para facilitar los títulos de movilidad turística.
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