28.8.15

¿La Hora del Adiós? de Xavier Sala i Martín, en acceso libre

¿La Hora del Adiós?
  • Debido a las reiteradas peticiones de una versión castellana del libro “És l’Hora dels Adéus?”, su autor ha colgado una traducción automàtica del mismo.
  • Por su interés y carácter divulgativo, de fácil lectura y interesantes reflexiones, publicamos los párrafos iniciales del prefacio. 
  • La publicación es un alegato de la libertad, del derecho a decidir el futuro responsablemente, y de ejercer nuestra responsabilidad ciudadana.

Montgomery, Alabama. 1 de diciembre de 1955. Son las 6 de la tarde y Rosa Parks, una chica negra, joven y frágil, vuelve a su casa después del trabajo. Está sentada en la primera fila de asientos asignados a los negros en el autobús. Tal como manda la ley del estado, un distintivo de cartón que dice “Colored People” (“gente de color”) señala la separación de las zonas reservadas para blancos de la de los negros en los vehículos públicos. Como Rosa Parks está sentada en la primera fila de los negros, tiene el distintivo de cartón situado justo delante suyo. El autobús está lleno hasta los topes. De repente, llega a la parada del teatro Empire y suben tres hombres blancos. Al ver que no tienen lugar para sentarse, el chófer, James Blake, se levanta, retrasa el distintivo de cartón una fila y exige a los cuatro pasajeros que hasta entonces estaban sentados en la zona de los negros, que cedan sus asientos a los blancos que acaban de subir. Tres hombres negros se levantan y, con la cabeza baja, se marchan. Pero Rosa Parks rehúsa hacerlo y le dice al chófer: “yo estaba sentada en la zona de los negros y es usted quien ha cambiado la señal. No creo que tenga que ceder mi asiento”. Blake, irritado, le recuerda abucheando que la ley le da a él, el chófer, la autoridad de retrasar el distintivo de cartón si no hay suficiente espacio para los blancos y que ella tiene la obligación de obedecer: “Estados Unidos es una democracia y en democracia, las leyes se tienen que cumplir”, exclama el hombre. Rosa Parks ignora las órdenes de un Blake enfurecido que, abalanzándose sobre la frágil mujer, intenta echarla del autobús. Pero la chica sigue firme en su postura rebelde y se niega a ceder su asiento. Finalmente, Blake llama a la policía. Unos minutos más tarde los agentes del FBI suben al autobús, esposan a la señorita Parks y la echan de manera violenta. El resto de pasajeros negros, atemorizados, callan y miran con impotencia la brutal humillación.

La cosa no acaba aquí porque todos los que han presenciado este episodio lo explican a amigos y conocidos y la noticia se extiende como la pólvora por todo el estado de Alabama. Como todavía no ha llegado la era de Facebook y el Twitter, la comunidad negra organiza una campaña de boicots y resistencia pacífica a través de las parroquias y las iglesias. Liderando el proceso, un pastor joven, carismático, de discurso fácil y seductor: se llama Martin Luther King Jr. El boicot inicial se transforma en un poderoso movimiento social de resistencia pacífica que se propaga por todo el país. El Movimiento por los Derechos Civiles organiza manifestaciones cada vez más masivas y los episodios de desobediencia civil como lo que protagonizó Rosa Parks se reproducen entre la población de todas las razas. El proceso culmina 9 años más tarde, en 1964, cuando el congreso norteamericano aprueba la Ley de Derechos Civiles, una ley que prohíben cualquier tipo de discriminación racial en Estados Unidos.

Desde la perspectiva del 2014, es difícil de entender qué pasaba en 1955 en Estados Unidos, pero la realidad es que la constitución de Estados Unidos autorizaba la segregación de blancos y negros. Pero el qué es más curioso no es que la discriminación racial fuera legal y constitucional. ¡Lo más chocante es que la mayor parte de ciudadanos de Alabama lo encontraba la cosa más normal del mundo! Fijaos que los hombres negros que se encontraban sentados en la misma fila de Rosa Parks, se levantaron sin rechistar y se cambiaron a la zona de negros! Lo hicieron porqué ¡eso era lo más normal del mundo!

Afortunadamente las cosas han cambiado y hoy vemos la segregación que entonces era normal como un fenómeno arcaico, indecente e inhumano. Lo qué un día parecía normal, de repente dejó de serlo. Y todo, porque una chica negra joven y frágil decidió quedarse sentada y defender, pacíficamente, lo que consideraba que era justo.

Hay otros fenómenos que ahora consideramos arcaicos e indecentes pero que eran considerados normales hasta hace poco. Por ejemplo, las mujeres no tenían derecho al voto, el impuesto sobre la renta era inconstitucional o las parejas no se podían divorciar hasta bien entrado el siglo XX. Hoy, todo eso nos parece increíble pero hubo un tiempo en que era normal que las mujeres no votaran, era normal que los divorcios fueran ilegales y era normal que el impuesto sobre la renta fuera inconstitucional.

Os explico todo eso porque pienso que, cuando los analistas del futuro miren atrás y estudien nuestra historia, los costará entender otro fenómeno que hoy todo el mundo considera normal pero que, con el tiempo, será visto como anacrónico: la manera como decidimos poner las fronteras que dividen los países del planeta tierra. [seguir leyendo]