Prostitución ética
Esta semana ha sido noticia el
anuncio de promoción del Salón erótico, porque ha sabido construir una acción comunicativa que podríamos catalogar de
pornografía con mensaje. Se
trata de un anuncio que lanza una crítica a la hipocresía social en un
país que muestra pudor hacia esta actividad sexual mientras aparta la
mirada de ciertas malas prácticas aceptadas o institucionalizadas, como
la tauromaquia, o todavía muy presentes en la sociedad, como la
homofobia. Hay que felicitar a los autores del spot por el acierto que han tenido, al menos de cara al objetivo comercial que pretendían.
¿Y qué pretendían? La campaña está pagada por la cadena de
prostíbulos Apricots, que intenta posicionarse en el mercado a partir de
un nuevo concepto, la prostitución ética. En
concreto, explican que en su caso, a diferencia de lo que suele ocurrir
en el entorno de la prostitución, no hay proxenetismo ni tráfico de
mujeres. El funcionamiento de su actividad de negocio se
basa en que las prostitutas pagan un precio fijo de 45 euros por hora
para usar las instalaciones y por el servicio de marketing. La
economía colaborativa se va extendiendo, y en este caso supone que cada
persona profesional pasa a ser autónoma y sin relación laboral con la
plataforma que, en este caso, dispone de los establecimientos.
Hace tiempo se había propuesto que las prostitutas se organizaran en
cooperativas, como una manera de hacerlas soberanas de sus cuerpos y que
adquirieran el control de su actividad económica. Por las razones que fuera, no cuajó; cada
colectivo tiene sus especificidades y puede que no estaba la cosa
bastante madura para buscar este grado de autoorganización. En
este caso, esta empresa ha visto la oportunidad de inaugurar un nuevo
modelo de negocio en torno a la prostitución, basado en un nuevo relato
comunicativo, unas presuntas condiciones éticas de las trabajadoras (o
trabajadores, entiendo), y que puede permitir que en el futuro más
segmentos de población puedan acceder a un servicio que se perciba como
más normalizado, a partir de la aceptación social que pretenden generar.
Como
dice Empar Moliner, refiriéndose a la prostitución ética,
me parece la mejor idea de marketing, el mejor eslogan que he oído en mucho tiempo. Porque los detractores de la prostitución, los que no la querrían
legalizar, suelen dar el argumento del proxenetismo y la explotación,
que es bien cierto. Ahora bien, si desaparece esta idea, si
resulta que hay algunas prostitutas y algunos prostitutos que se
organizan en cooperativas y te hablan de "prostitución ética", ¿qué
razones quedan para la ilegalización excepto las morales?
Por ello, aparte de las consideraciones morales que cada uno pueda tener
para con el comercio del cuerpo, si se pretende abordar la legalización
de esta actividad tradicionalmente asociada a malas prácticas muy
diversas en impactos laborales y de salud, económicas y fiscales,
sociales y de derechos humanos, la vía es cumplir las normas y las
expectativas que la sociedad tiene sobre cualquier actividad económica.
Esta empresa va perfilando su modelo de marketing: de la provocación comercial en la provocación del mensaje. Hay que recordar que en la última edición del Mobile World Congress se dieron a conocer con una polémica valla publicitaria gigante
donde se anunciaban a los visitantes y, aunque la retiraron a demanda de
la organización del congreso, ya consiguieron dar el golpe a nivel
publicitario. Y a la vez ayudaron a dar una mala
imagen de los congresos internacionales de Barcelona, como si la gente
de todo el mundo viniera a Barcelona a hacer uso de la prostitución
local o, cuando menos, incentivándolo.
Sea como sea, para el Salón erótico es mejor una campaña que intenta
construir un modelo laboral legal que no lo ocurrido en años anteriores:
como explica Enric Borràs en el ARA, entre los protagonistas del salón en 2013 y 2014 había el productor porno Torbe, detenido y acusado de abusos a menores, tráfico de mujeres para la
explotación sexual, distribución de pornografía infantil, y asociación
criminal. Hace tres años se recibió un premio Ninfa en reconocimiento a su carrera.
Prostitución del voluntariado
Y ya que este anuncio me ha hecho hablar del Salón erótico, no puedo
evitar hacer una reflexión final sobre un aspecto colateral a la que hemos
abordado: la utilización de voluntarios. Nuevamente, la
organización ha ofrecido que los interesados pudieran hacer
"voluntariado" en el Salón erótico a cambio de entradas. Es decir, hablando claro: que trabajaran gratis en el salón. Esto es una prostitución del voluntariado, nunca mejor dicho dado el contexto.
Así, el Salón Erótico de Barcelona deberá responder ante la Inspección de Trabajo después de que los sindicatos
UGT y CCOO hayan denunciado a Apricots por querer ahorrar contratos y buscar un equipo de voluntarios.
UGT
ha acusado a la empresa de anunciar en su web que busca voluntarios
para trabajar en las taquillas, los puntos de información para los
visitantes y en la zona de venta de comida y bebidas. A
cambio, la empresa garantiza acceso gratuito al Salón Erótico durante
los cuatro días que estará abierto, entre el 6 y el 9 de octubre. Parece que al final Apricots se echó atrás.
Pero esta prostitución del voluntariado no sólo se da en contextos de prostitución carnal, ¡sino también en ambientes de RSE! Por ejemplo, la organización -una empresa lucrativa de Madrid- del evento Sustainable Brands, que se organiza cada año en Barcelona, en el IESE, pide voluntarios a cambio de poder asistir a las ponencias. ¿Más allá de la materia tratada o exhibida y el morbo que esto puede tener, hay diferencia?
No consta que los voluntarios del evento erótico se les aplicaran los derechos y deberes que legalmente les corresponden. Tampoco consta respecto al evento sostenible... Las empresas lucrativas no pueden disponer de voluntarios. No
sé exactamente en qué categoría pseudolaboral se podrían encuadrar
estos colaboradores gratuitos pero voluntariado seguro que no. Por tanto, no pervertamos los nombres.
El 19-12-2014, cuando tuve conocimiento de este proceder, me puse en contacto con la organización para pedirles explicaciones: Entiendo que Sustainable Brands
'15 Barcelona es un evento organizado
por una empresa privada con afán de lucro. Dado que observo que piden
voluntarios para colaborar, me pregunto bajo qué marco legal tienen previsto
hacerlo. Esta fue la respuesta :
Estimado Josep Maria. El voluntariado de
forma histórica dentro de Sustainable Brands (que como habrás visto es un
evento que se hace a nivel mundial)
es una opción para aquellos estudiantes, graduados y postgraduados, de
participar activamente en la organización in situ del evento, y poder asistir a
las ponencias de los líderes y expertos a nivel mundial en
sostenibilidad. Es, si quieres llamarlo así, un trueque. Estos estudiantes
con menos posibilidades de pagar la cuota de inscripción, y nosotros les
cubrimos ese coste solicitándoles ayuda en la organización, que no en la
producción. La selección de los voluntarios se hace desde el interés que
muestran ellos previamente por hacer un mundo más sostenible, y su deseo de
colaborar en esta iniciativa.
¡A esta precarización del trabajo ahora se le llama trueque! ¡Y
resulta que todo se vincula a un deseo de hacer un mundo mejor que
tienen estos estudiantes y que les lleva a trabajar gratis para una
empresa de congresos! El enlace que me aportaron era de San Diego. Desconozco si en EEUU se permite legalmente que las empresas tengan voluntariado. Pero en Cataluña no. Y no es sólo un tema legal sino del Modelo catalán de voluntariado. Cuando
una empresa viene a operar en otro país es bueno que se preocupe de
conocer los requerimientos legales, sociales y culturales que
prevalecen. Sólo entrando en la web hay viendo el nulo
respeto a la lengua del país donde organizan el acto ya se ve que han
aterrizado en Cataluña sin una comprensión clara de lo que significa la
sostenibilidad y cómo las empresas deberían aplicar su responsabilidad
en relación con las sociedades donde operan. Conviene
empezar a reclamar que quien habla de eventos sostenibles -y quien
además se gana la vida con ello- no hagan un uso reduccionista e impropio del
concepto limitándolo a temas ambientales, sin incorporar las materias
laborales o sociales, por ejemplo.
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