2.4.15

¿Portales de la transparencia o liderazgo responsable?

[Esta reflexión continua de La ética de la irresponsabilidad corporativa]

A continuación, el moderador me ha pedido que valor creía que debía tener el directivo. He explicado que lo que esperamos de una organización responsable sería la asunción de unos valores y unos compromisos, junto con unos resultados de sostenibilidad. Además, la organización debe asegurarse de que puede pasar de los compromisos a los resultado por medio de unas acciones, una metodología que en el caso de la RSE está bastante bien definida, y que incluye el diálogo con los grupos de interés o la rendición de cuentas.

El problema en el sector público es precisamente que puede suceder que se ponga un exceso de foco en alguna acción, que no deja de ser un medio, y no en lo que es más importante, como pueden ser los resultados o el compromiso. Un ejemplo muy actual lo tenemos con todo el discurso en torno a la transparencia, que se concreta en leyes y portales de la transparencia. En absoluto quisiera dar a entender que no sea importantes y necesarios. Pero gente que había generado expectativas en ello ahora ve que no es tanto como esperaba, ya que no estamos hablando de nada más que publicar unos indicadores, aportar una información... Y es que la transparencia no supone unos resultados, unos impactos en términos de sostenibilidad, de la misma manera que tampoco presupone unos valores éticos y la asunción de unos compromisos.

Uno de los mayores retos que tiene el sector público en este momento es la pérdida de legitimidad. Diría que el más grande, porque todos los demás se podrían abordar mucho mejor si se dispusiera de más legitimidad. Esta pérdida reputacional afecta a la credibilidad, y no se capta una autenticidad en lo que se proclama, por lo que el propio efecto benéfico de la transparencia se ve limitado.

En otra mesa posterior, donde participaba el presidente de Transparency International, he hecho una aportación precisamente en este sentido. Se dice que la transparencia es el mejor antídoto contra la corrupción. Yo diría que es uno. Pero la ética también es uno, por integridad. La transparencia quizá lo es por vergüenza, por no salir retratado! Y la sostenibilidad también lo puede ser, en el sentido de eficacia y eficiencia respecto a los resultados. Digo esto porque otorgar una importancia superior a la transparencia por encima de otros valores puede dificultar la comprensión de lo que estamos certificando o reconociendo, creando una legitimidad no suficientemente real. Sólo hay que mirar el caso de Sabadell, que fue el Ayuntamiento con una valoración más alta en transparencia por parte de TI. Por ello, hay que remarcar de manera muy nítida que se está validando, que no es otra cosa que la información aportada en la web, sin aquí se pueda inferir que se trata de una organización ética, con unos resultados, o no corrupta. Insisto en que se pregunta si ciertas informaciones aparecen en la web, no se pide sobre el grado de calidad de esta información (por ejemplo, si ha sido contrastada), y de hecho ni se audita si es correcta. Y esto no es ninguna crítica contra una organización no lucrativa que hace un trabajo magnifico; es sólo una alerta para evitar que la información que genera sea usada de manera perversa o engañosa. Uno de los indicadores informa sobre si existe y se ha publicado un Código ético o de buen gobierno municipal, lo que es posible de hacer y cumplir copiando alguno por internet sin haber hecho una implantación real de los valores, sin seguimiento, etc.
 
Y se piden algunas cosas, que alguien ha decidido que son las más relevantes. Pero, ¿se pide la relación de qué incumplimientos legales tienen? No tengo claro que sea más transparente aportar información sobre la Agenda 21 que sobre los incumplimientos legales. ¿Sería un pecado gordo publicar las leyes y normativas que un Ayuntamiento incumple? ¿O el pecado son los incumplimientos? En todo caso, no parece que sea muy complicado tener un listado de las leyes incumplidas, como por ejemplo, respecto a la contratación de personas con discapacidad, y de plazos de pagos a proveedores... ¿Quizás alguien cree que hacer evidente que no se cumplen las obligaciones conllevaría una mayor pérdida de legitimidad? ¡Pero si todo el mundo lo sabe, esto es como el rey que iba desnudo y nadie osaba decirlo! En todo caso, conllevaría una muestra de transparencia, que siempre es buena y actuaría como un inductor para gestionar más rápidamente el cumplimiento.

Lo que es evidente es que las organizaciones serias y bien gestionadas tienen una persona, el Chief Compliance Officer, que sabe cuáles son las leyes que no se cumplen. Porque -no nos engañemos- todo el mundo en algún momento incumple alguna ley, y lo que hace falta es saberlo, asumirlo, entender por qué, planificar el cumplimiento... En sentido contrario, las organizaciones mediocres también incumplen pero ni saben qué ni se preparan para el cumplimiento.

Por eso, más allá de los Portales de transparencia, hay RSE, hay gestión ética. Los portales también, la transparencia también, pero ésta no deja de ser un medio para asegurar que la gestión sea ética.