24.9.13

Voluntariado corporativo: visiones y experiencias. Evento de AEDIPE-Catalunya

El pasado 22 de mayo tuvo lugar en la sede de Aedipe Catalunya un acto sobre voluntariado corporativo enmarcado en el ciclo de sesiones de benchmarking de la comisión de RSC. El objetivo del encuentro, en esta ocasión, fue compartir experiencias y visiones acerca del voluntariado corporativo, y en él participaron Josep Maria Canyelles, socio-consultor de Vector 5 - Excel·lència i Sostenibilitat, Francina Alsina, presidenta de la Federació Catalana de Voluntariat Social, y Ana Rodríguez, directora de estrategia y proyectos del Institut Català d’Oncologia (ICO), entre otros. 


El próximo diciembre 
está previsto que se presente  
en el Parlament de Catalunya  
el borrador de la nueva Ley del  
Voluntariado de Cataluña
 
Qué significa el término voluntariado dentro de la RSC, y cómo lo valoran y aplican las empresas acciones de voluntariado y cómo las perciben tanto sus trabajadores como desde las instituciones y asociaciones fueron los pilares sobre los que se edificó esta nueva sesión de benchmarking organizada por Aedipe Catalunya. Una sesión que pretendía poner sobre la mesa, además, temas polémicos como las implicaciones económicas y sociales que comporta esta práctica, analizando, también, sus límites éticos y morales, detallando aspectos legales y exponiendo ejemplos de programas existentes para aportar una visual global de la situación actual del voluntariado corporativo en Cataluña.

La sesión se inició, pues, planteando una de la cuestiones que más veces aparecería a lo largo del turno de intervenciones: qué significa el concepto de voluntariado y cuál debe ser la retribución o falta de retribución del trabajador voluntario. Dicho de otro modo, el trabajador que participa en un programa de RSC de una empresa, ¿debe o no debe cobrar por su acción de voluntariado? ¿Quién debe participar? Y, además, ¿es obligatorio? Al sugerir estas preguntas se estaba abriendo el camino para exponer un interrogante mayor: ¿qué significa ser voluntario?

Según la presidenta de la Federació Catalana de Voluntariat Social (FCVS) y miembro de Arrels, Francina Alsina, cuando un trabajador forma parte de una actividad organizada por una empresa y cobra por ello, desaparece el principio de voluntariado. En sus palabras, “ser voluntario significa, primero, hacer algo voluntariamente. Si una empresa me lleva consigo a realizar una actividad porque toca, yo ya no estoy participando voluntariamente. Y segunda, ser voluntario es un acto no retributivo. Se es voluntario a cambio de nada.” Así, Alsina añadía que desde la FCVS les dolía mucho que a una acción promovida por una empresa de forma obligatoria y retribuida se la llame voluntariado. Según la presidenta, “es una acción de responsabilidad social, no voluntariado.”

Para conocer, entonces, cómo hacer un buen plan de voluntariado corporativo dentro de la empresa intervino Ana Rodríguez Cala, directora de Estrategia y Proyectos del Institut Català d’Oncologia (ICO), quien relató su experiencia dentro de esta institución. Rodríguez Cala puso el énfasis en la importancia de avanzar paso a paso durante todo este proceso e insistió en la importancia de cultivar, desde el departamento de RSC, “el calaje de los valores que la institución quiere trabajar, incorporándolos en la cultura de la organización.” Por eso, explicó cómo, en su caso, empezaron creando un código ético, un código de buenas prácticas y un código de buen gobierno para el consejo de administración. Y solo más tarde, cuando esta cultura ya estaba instaurada, iniciaron un proyecto de voluntariado corporativo.

Porque, como se explicó durante el acto, otro de los problemas que presenta iniciar un programa de voluntariado corporativo tiene mucho que ver con la reticencia y falta de información del propio trabajador, y con las confusiones que, a su vez, genera el término voluntariado ligado a una política de empresa que debe ser, sobre todo, consecuente. Según los participantes en la jornada de benchmarking, un problema que suele aparecer cuando se habla de voluntariado corporativo es que se mezcla lo que hace la empresa con lo que hacen las personas. Para intentar terminar con esta confusión, se analizó cuál debe ser el proceso natural de acercamiento al concepto de RSC y voluntariado corporativo de una compañía. Así, los pasos a seguir, serían: primero, la empresa tiene que ganar a los demás para aposentarse y consolidarse en el mercado; segundo, la empresa tiene que ganarse a sí misma, intentar que su cultura sea más respetuosa, que se hagan las cosas de una manera más sistémica y practicar lo que se denominó en las jornadas una cultura de la mejora continua; solo cuando todo eso está mínimamente implantado podrá la compañía, como parte de la sociedad, manifestarse como co-responsable de la misma y debe preguntarse: ¿podemos hacer algo? Es en este punto, y no antes, cuando el voluntariado corporativo entraría en la cultura de RSC de forma natural. Los participantes al foro concluían, pues, que el voluntariado corporativo se destapa como la consecuencia, no el origen, de una política de RSC.

“Debe ser así”, afirmaba Francina Alsina. “El problema surge cuando las empresas no quieren seguir este orden natural y empiezan la casa por el tejado, porque es entonces cuando los trabajadores no entienden que tengan que hacer voluntariado corporativo. Si, en cambio, el trabajador se siente parte de la empresa y comparte y entiende los valores que ésta defiende, él mismo defenderá el voluntariado corporativo porque lo sentirá como algo propio. Y entonces, participará. Porque se sentirá, ahora sí, parte de la empresa.”



Voluntariado corporativo vs el Día de la Solidaridad

Se abrió, a continuación, un nuevo foco de polémica en la sesión: el modelo del Día de la Solidaridad, ¿puede considerarse voluntariado corporativo? Hubo voces discrepantes, si bien la mayoría dio a entender que la consecuencia natural de una política de RSC no debería ser flor de un día, porque, según Josep Maria Canyelles, socio-consultor de Vector 5 - Excelencia y Sostenibilidad, “aquí en Europa, cuando hablamos de voluntariado intentamos lograr una implicación del día a día. En otros países, como en los de Latinoamérica, por ejemplo, sí siguen un modelo del Día de la Solidaridad.”

Ana Rodríguez Cala lo confirmaba: “en las instituciones, la RSC se ha puesto de moda, pero en muchas hay mucho humo. Cuando preparas un plan de RSC o RSE anual en una empresa, tienes que hablar del tema financiero y del resultado de cuentas, así como de las acciones medioambientales que vas a emprender. Y todo el personal de la empresa debe estar involucrado: profesionales, directivos y no directivos. Hay que crear la cultura de que cualquier acción siempre va bajo el paraguas de la RSC, no como algo teórico, sino con acciones concretas, porque de otro modo los profesionales perciben la RSC como un capricho de las organizaciones. Hay que crear la cultura para que los profesionales se lo crean y se impliquen. ¿Algunas de estas iniciativas saldrán en la prensa con el logo de la institución? Sí; pero, sobre todo, debe aparecer la persona encargada del proyecto en las fotos, debe ser la cara humana visible.” Y añadía Francina: “Es bueno que haya un reconocimiento social.”

También se abordaron en esta jornada las nuevas experiencias de voluntariado corporativo que se practican, por ejemplo, en Estados Unidos, “donde algunas organizaciones fomentan un modelo de voluntariado en el que la gente paga para ir 15 días a algún sitio del mundo a desempeñar tareas de voluntariado como una experiencia vital, como si fueran unas vacaciones”, explicó Josep Maria Canyelles.

Francina Alsina expuso, entonces, una experiencia llamada Punts Cívics. Se trata de un convenio entre los ayuntamientos y las entidades para que todos los socios de la FCVS reciban descuentos para sus usuarios en función de las horas de voluntariado que acumulan sus voluntarios.

Modelos, pues, para todos. Y es que adaptarse a la realidad de cada país o región es muy importante, porque “el modelo de algunas multinacionales que usan el mismo programa de voluntariado corporativo en todas sus sedes no funciona”, explicaba Canyelles. “En Cataluña, existe una gran tradición y un tejido asociativo muy potente y profesional, por eso, aquí la filosofía es que
el voluntariado social es una pata del asociacionismo que no solo existe para ofrecer un servicio a la sociedad, sino que también puede y debe funcionar como herramienta de crítica social”, añadía el consultor.

Voluntariado y microempresas

Otro tema que surgió durante las intervenciones fue exponer si el voluntariado puede llegar a las microempresas. La pregunta que se formulaban los participantes era ¿cómo mantener la ilusión en las compañías más pequeñas?

La respuesta que se dio desde Aedipe fue que, en breve, la comisión de voluntariado corporativo de esta asociación tiene previsto montar una plataforma para que las microempresas puedan participar de las acciones de RSC utilizando sus canales mientras no tengan la capacidad o estrategia para hacerlo de forma individual.

Finalmente, la charla se cerró trazando el perfil de voluntario actual, que con la llegada de la crisis se ha diversificado y ampliado: amas de casa, estudiantes –autóctonos y extranjeros– y desempleados se interesan cada vez más en acciones de voluntariado y responsabilidad social. Además, el aluvión de jubilaciones anticipadas provocado por la situación económica actual ha favorecido la aparición de un perfil de voluntario nuevo: el de un hombre de 55 a 60 años con muchos conocimientos que, aunque fuera del mundo laboral, puede aportar un valor añadido a la sociedad. “Es un perfil muy valioso”, explicaba Francina, “y a éste se está sumando, también, el de mujeres con edades comprendidas entre los 40 a 60 con muchas dificultades para volver a encontrar trabajo”, concluyó la presidenta de la FCVS.

Autoria: Emma Bouisset
Font: www.dropbox.com/s/gvut9ki4wc9tg4z/AEDIPE_32_20092013.pdf# 

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