18 de Enero de 2010 - 10:08:05 por jmcanyelles |
Acabo de escribir en mi blog una reflexión sobre un tema de transparencia y malas prácticas en materia ambiental y otra sobre temas sociales / laborales. Con asiduidad, voy dejando opiniones escritas sobre temas ambientales, o sociales, o laborales ... Aquellos que se consideran más típicos en el campo de la Responsabilidad Social de las Empresas (RSE). Pero a menudo también me gusta abordar otras materias que parece que no tengan tanta repercusión en el sector y que en cambio tienen una gran relevancia, como la defensa de los valores democráticos. A veces esta parece una materia proscrita. Quizá es lógico que las grandes consultoras no hablen de ello porque no hay tanto negocio, y difícilmente existe una metodología a aplicar que pueda generar un rendimiento económico multiplicable por 'n'. Pero sorprende más el olvido en otros agentes, demasiado ensimismados cada uno en su 'obsesión': ya sea ambiental, social o laboral. Por ello no me sabe mal dedicar algunas líneas a abordar aquellas prácticas que se alejan de la centralidad habitual y buscan espacios de reflexión y acción en otras materias secundarias por volumen pero centrales por importancia. En este sentido, me complace reproducir un fragmento del artículo que Xavier Aragay publica en el periódico AVUI, donde explica el comentario que soltó Karlos Arguiñano mientras cocinaba ante las cámaras de Tele-5: [...] Mostró el regalo de un admirador: unos gigantescos limones venidos del sur, si no me equivoco de Jaén. El remitente: calle División Azul. Sí, estos nombres aún existen. El hombre de los fogones, con esa gracia suya tan suculenta y perfumada, se mostró encantado porque su padre, dijo, también acudió a la División Azul, que para los despistados diremos que reunió a un puñado de voluntarios españoles para luchar al lado de los nazis en el frente ruso. ¿Os imagináis que un cocinero mediático alemán confesara alegremente que es hijo de un progenitor que perteneció, por ejemplo, a las SS? TS Eliot bautizó en 1944 la ausencia de conciencia histórica como "provincianismo del tiempo". Desconozco la evolución posterior del padre del Arguiñano, que quizá, como el novelista Luis Rosales, volvió de la experiencia con las ideas cambiadas, pero que el hijo se muestre orgulloso sin matices no me deja de sorprender . En la ligereza del Arguiñano también le podríamos dedicar otras palabras menos sutiles que las de Eliot. Con todos los respetos por su padre, la División Azul debería seguir siendo antipatiquísima para él y para todos. Realmente si fuéramos una sociedad democráticamente madura y consistente, le habrían llovido las críticas, y por lo menos se habría tenido que disculpar. Y la empresa -en este caso Tele 5- ya que estamos hablando de responsabilidad social, debería hacer algo, pedir excusas, advertirle ... No soy partidario de una cacería de brujas, como he mostrado en una reflexión sin apriorismos en torno al conflicto del empadronamiento que se ha originado en Vic. Pero es necesario que los valores democráticos sean centrales en nuestra conciencia y que seamos proactivos. Sin apriorismos y con todo el debate que sea necesario. Pero el relajamiento y el 'dejar hacer' en estos temas no es más que la fuente que abona los riesgos antidemocráticos. En el caso de esta cadena televisiva, no hace mucho ya hicimos efectuar una crítica por sus posicionamientos políticos respecto a las lenguas, ya que en su su web consta que siguen suscribiendo un manifiesto en el que se pide algo que los tribunales ya han sentenciado que no es acorde a las leyes (Telecinco pide una ilegalidad). Sería bueno que la sociedad hiciera notar la preocupación que nos generan. O. .. sería bueno que nos generaran preocupación. Especialmente en los mensajes que los medios de comunicación soltando como quien no quiere la cosa. Y por supuesto también hemos de pedir la responsabilidad social del sector público, en este caso los ayuntamientos, modificando el nomenclátor de los viales y ahuyentando todas aquellas referencias de carácter fascista (como la calle División Azul) y contrario a los derechos humanos, al civismo ya la democracia. Aunque todavía haya quien las defienda, los demócratas debemos fomentar el cambio de valores. Y las empresas en el marco de su RSE. Una duda me atañe: si mi empresa se ubicara en tal calle, nunca querría hacer uso de ese nombre. Además de las acciones de presión correspondiente, no se me ha ocurrido pernsar cómo me las debería empescar para salir del atolladero: quizá me pondria de acuerdo con los vecinos (y sobretodo com los carteros y con las webs de callejeros!) y le llamaría provisionalmente algo así como Calle de la Multiplicación Verde (resulta menos facha y más ecológico). |
Artículo publicado en Diario Responsable y en catalán en Jornal.cat
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