17.5.14

[ARTÍCULO] Detener por injuriar a las redes sociales. Santa Inquisición 2.0

Las redes sociales son un espacio de opinión informal donde la gente expresa todo tipo de posicionamientos, sentimientos, ocurrencias. El hecho de que alguien emita un insulto en una conversación de bar o de la calle tiene una consideración menor, especialmente si forma parte de una conversación donde no impera la violencia sino que quizá no es más que una manera burda y poco elaborada de manifestar las diferencias respecto al otro.  
 
Podemos ser críticos con los insultos, o mejor aún, con la cultura de los insultos. Es una cultura extensa e intensa, a menudo por falta de mejores recursos o habilidades personales que permitan encontrar otros razonamientos más inteligentes con mayor nivel de argumentación y matices. Insultar o soltar un improperio muy a menudo es sencillamente el reflejo de la incapacidad de poner un circuito lógico entre los sentimientos primarios y la generación de un mensaje. La ausencia de este circuito hace que el gesto sea puro sentimiento primario sin una elaboración por medio del raciocinio y la ponderación. Este paso es muy importante porque de rebote hace que los sentimientos primarios se maticen a partir de la conformación de una constelación de valores. Viene a ser la maduración de las personas por medio del intelecto.  
 
Por ello, ante la crítica fácil a los insultos, también podríamos hacer una crítica a un modelo educativo que no ha priorizado la oratoria, por ejemplo, y el razonamiento en general. Alguien debería preguntarse por qué en España, frente al modelo francés, por ejemplo, se ha priorizado la gramática frente al saber razonar y hablar.  
 
Los insultos o improperios en las redes sociales se han de perseguir en la medida y sólo en la medida en que también sean un delito en la vida real offline. Quiero decir que no hay que magnificar el factor de divulgación social e incitación social. Y de hecho, más bien pienso que hace falta una visión más laxa que los criterios de la vida real... Otra cosa es lo que puedan hacer en las redes aquellas personas que tienen una gran capacidad de influir, por su carácter mediático, por la gran extensión de sus mensajes.  
 
Ahora el ministro de Interior, un personaje desmesurado por unos apriorismos ideológicos obsesivos, se ha puesto nervioso por todo lo que circula por la red y ha decidido coger el toro por los cuernos, valga la expresión para un personaje castizo y casposo.  
 
De hecho, no cuesta mucho imaginarse que su obsesión debe ser contra la red en general y que lo que pretende es causar miedo, limitar el uso de las redes y en último término limitar la libre expresión de las opiniones.  
 
Ante el asesinato de la presidenta de la Diputación de León   -según finalmente hemos descubierto- la gran preocupación era si podía afectar el resultado de las próximas elecciones. Y este señor se las da de cristiano. Quizá por ello en un determinado momento la palabra cristiano, en la versión francesa, evolucionó hacia cretino.  
 
Pero más allá de los valores y las incoherencias personales, hay otros factores que hacen que una persona suponga un riesgo para el cargo que ocupa y la institución que representa. Se trata de cuando la ideología personal o partidista acaba rompiendo el estado de derecho, la ecuanimidad, la igualdad de trato. No se puede manejar la institución como si fuera el partido, ni confundirse de siglo y confundirla con la Inquisición, por más que se tenga el mono. 
 
Comparto la angustia que ha manifestado sentir, el conseller Francesc Homs por la "deriva que está tomando el Gobierno de querer intervenir en la limitación de la libertad de expresión a través de Internet ". El conseller considera que "a veces al gobierno español se le va la mano", ya que actualmente "tiene herramientas a su alcance" para defender los derechos fundamentales.  
 
Quizá habría que reflexionar sobre cuáles son los límites de la aplicación del código penal frente a las redes sociales. A veces se habla sobre cómo la Sociedad de la Información da lugar a una Sociedad del Riesgo, por el uso que quieran hacer los agentes con malas intenciones. Pero también por la manera como algunos gobernantes se posicionan. 
 
Dejadme llevar la reflexión hacia el futuro. Imaginemos que la tecnología progrese lo posible captar conversaciones privadas en la calle o en casa, y que tengan detectores a partir de ciertas palabras clave como matar o bomba. Ya puestos, vamos más allá y supongamos que sea posible detectar pensamientos que incluyan vehemencia política e incluso un toque de complicidad con expresiones violentas. No dudo que cierto ministro modificaría todos los códigos penales para encarcelar a estas personas. Bueno, solamente las que atentaran de pensamiento contra "los suyos", claro. De hecho, he hecho una proyección hacia el futuro, pero no es nada diferente de la Inquisición que tanto deben añorar algunos. No es otra cosa lo que pretenden, la Santa Inquisición 2.0.  
 
El hecho de que se detenga a un joven de 19 años por haber una declaración condenable en Twitter empujando a matar políticos, mientras que no se detengan ni se condenen a ninguna de las personas que continuamente están invitando a ejercer la violencia contra los catalanes, creo que supone una grave irresponsabilidad política y social. El ministro  -con todo su entorno- no está demostrando sólo ser una mala persona, sino que está comunicando un mensaje relevante a la sociedad.  
 
Lo que está comunicando el ministro  -y el Ministerio- a la sociedad es que conminar a la violencia de políticos españoles puede ser perseguido penalmente mientras que hacerlo contra catalanes, incluso invitando al asesinato, no tiene ni condena verbal. No tengo ninguna duda de que un estado serio una diferenciación tal debería conllevar no sólo la inmediata dimisión sino incluso un proceso penal por usar las instituciones, la policía y la justicia, sometida a los intereses políticos y bajo discriminaciones que tienen una base no sólo política sino nacional y, por tanto, presuntamente xenófoba.





PD: Reportaje a Al Jazeera: 'Aún darán una medalla a Franco. ' Durísimo reportaje en la web de la cadena sobre la hipocresía del gobierno español actuando contra usuarios de Twitter .
En plena polémica por la decisión del gobierno español de perseguir y castigar a los usuarios de redes sociales que hagan comentarios ofensivos, la cadena Al Jazeera ha publicado hoy en su web en inglés un artículo durísimo contra la hipocresía del ejecutivo de Mariano Rajoy , alertando de la impunidad fascista y recordando los vínculos con el franquismo de la clase política gobernante. El artículo, titulado ' España contra Twitter ', lo firma la periodista Belén Fernández, que, entre más tuits que han pasado por alto al gobierno español, destaca los comentarios de Hermann Tertsch aplaudiendo el fusilamiento de Companys. La periodista recuerda las detenciones que hizo la guardia civil de una veintena de usuarios de Twitter del País Vasco al que acusaban de enaltecer a ETA y de faltar al respeto de la memoria de las víctimas. Enmarca esta nueva ofensiva del gobierno español en una serie de decisiones y de actitudes del ejecutivo español, tales como la aprobación de una ley de seguridad ciudadana que restringe las protestas y manifestaciones en la calle.