Un és de l'economista i escriptor Xavier Roig, de qui ja hem parlat en algunes altres ocasions: Un país sense responsabilitats. Els seus dards van contra uns errors comesos per les caixes per la seva politització, però no se n'escapen ni els periodistes, per la manca d'una premsa independent ni el conjunt de la societat per no saber jutjar-los. Diu coses com:
Aquesta omertà informativa sobre les responsabilitats que han tingut determinats individus en l'enfonsament del sistema financer bàsic català demostra que un afer com el que està tenint lloc al Regne Unit mai seria destapat a casa nostraEl segon és de Jordi Miralles, president de la Fundació Terra (Ecoterra) i consisteix en una Carta al presidente de la Banca Cívica. Diu que fa uns anys els van convèncer, però que després les coses es van anar pervertint, fins a la situació inesperada que han viscut ara, i afirma que "Las entidades cívicas nos volcamos en participar de la llamada banca cívica; mientras, nuestro dinero iba al ladrillo":
Pero llegó el otoño 2009 y se descubrió que, aunque uno se llame banca cívica y permita elegir proyectos en su Obra Social, necesitaban fusionarse. Cierto es que no eran los únicos ya que la mayor parte de las cajas de ahorro españolas estaban intoxicadas por la burbuja inmobiliaria (aunque fuera sólo un tercio respecto a la media del resto de cajas). Así que llegó lo inevitable, la hora de hacer uniones y fusiones para reducir el veneno que circulaba por su sangre. El Gobierno español prestó dinero público para facilitar el saneamiento: dinero de todos, no lo olvide Sr. Goñi Beltrán de Garizurieta. Estaba claro que algo se había hecho mal. Otras entidades de ahorro “no cívicas” no han precisado de fusiones y superaron las pruebas de estrés del verano 2010.Acaben demanant:
Mientras el sector se organiza sólo nos queda estar a la expectativa. Esperábamos una REACCIÓN CÍVICA en mayúsculas de su entidad. La ética y el compromiso cívico se demuestran más fácilmente cuando uno está sumido en un mal momento. Hace unos días recibí una carta suya dirigida “a usted que ha confiado en Banca Cívica”. Nos advertía que “hemos crecido como grupo y seguimos trabajando por consolidar nuestro modelo financiero… Esto nos permite afrontar el futuro con potencia muscular y la necesaria flexibilidad para adaptarnos con rapidez a los cambios que se avecinan”… y termina sus palabras con “gracias por mover Banca Cívica con nosotros”. Junto con la carta una revista en papel ecológico de autobombo de 96 páginas en color. La miro y la remiro pero aparte de repetir “tú eliges, tú decides”, “la gente tiene el poder”, etc… no sé encontrar la coherencia que esperaba de la Banca Cívica que preside.
El primer deber de una banca que se precie del calificativo “cívica” no es la transparencia sino lahonestidad. La transparencia puede no ser vinculante con la honestidad. La honestidad siempre es transparente. La honestidad exige antes que nada reconocer cuando se ha cometido un error. La necesidad de fusión es un indicador de que algo se ha hecho mal, no todas las cajas han tenido que fusionarse. Desde que se inició la crisis del sector bancario español ninguna entidad ha pedido perdón a sus clientes. Es alucinante, pero la soberbia no tiene límites en este país. Podemos aceptar que errar es humano. Pero no podemos aceptar que no haya transmitido ni un solo mensaje de disculpa por no gestionar eficazmente el dinero de sus clientes. Ahora ratifican con descaro que quieren nuestro dinero para su beneficio. Podemos colaborar para salvar "nuestra banca", pero su responsabilidad era inmensa respecto a la nuestra. Deberían primero pedir perdón y luego hacer el acto de constricción y enmendar el error.
[...] Digan como están usando realmente el dinero prestado del FROB, el nuestro y no sólo de sus clientes, sino el de todos los españoles. Publiciten todas las medidas de austeridad reales certificadas por un notario (no nos digan que van a prejubilar también traspasando el coste económico al pueblo español) sino qué medidas reales tomarán (eficiencia energética en sus oficinas, sueldos contenidos y públicos, eficacia de gestión, nuevas estrategias financieras, etc.). Y a continuación sabremos que su disculpa es sincera y sólo así quizás tengamos fuerza para sumarnos a la tarea de contribuir a recuperar lo nuestro, lo de todos.
[...] Lamentablemente, el calificativo de “cívica” aplicado así se demuestra que no es más que una fórmula de marketing social bien orquestado [...] Si el concepto de la banca cívica es sólo una excusa para que les hagamos de “comerciales” porque ponemos ilusión en nuestros proyectos sociales... Si el concepto de banca cívica es no dar un destino transparente de sus compromisos...
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