Anoche el F.C.Barcelona conquistó la 27ª Copa del Rey, lo que permite seguir aspirando nuevamente al triplete.
Pero
la noticia de la noche no fue deportiva sino sobre el minuto previo al
inicio del partido, cuando todo el estadio del Camp Nou, con las dos
aficiones del Barça y del Atlético de Bilbao silbaron monumentalmente el
himno español, hasta el punto de que ni en el estadio ni por televisión
no se pudo oír en absoluto. Yo también silbé, y con el
convencimiento de estar haciendo lo que correspondía en este momento, en
estos momentos que vive el país. Apunto unas reflexiones.
¿Por qué hay himno? La respuesta lleva implícita otra pregunta: ¿por qué la Copa es del Rey? En otros países es sencillamente la Copa, pero en España se quiso mantener continuidad con la Copa del Generalísimo. Si la transición hubiera puesto fin a toda la herencia de la dictadura seguramente este problema no existiría. Se trata de una interferencia de la política y una herencia de regímenes no democráticos.
¿Por qué ha pitado el himno?
Porque las sociedades civilizadas expresan de manera civilizada los conflictos, y
ante la falta de capacidad de España de dar canalización democrática a
las aspiraciones de los catalanes, una parte de estos optan por mostrar
desafecto con las instituciones representativas de este estado.
¿Es ofensivo silbar un himno? La intencionalidad es lo que determina si el silbido tiene carácter ofensivo. En
este caso, de manera muy clara, no había la voluntad de ofender a las
personas que sienten que forman parte de la nación española sino que
tenía por objetivo mostrar el malestar frente al comportamiento agresivo
del Estado español contra la pluralidad nacional.
¿Es ético silbar?
La ética no puede dar una respuesta categórica a una reacción como
esta, pero sí podría considerar que es legítimo que una sociedad muestre
de manera pacífica su irritación y protesta cuando siente que le están
pisando los derechos y la dignidad. Aún es más así cuando
se intenta canalizar el desencuentro político por vías democráticas,
pacíficas y dialogadas y la respuesta es siempre el golpe en la puerta y
el aumento de la agresión. Silbar los elementos simbólicos
de este estado se convierte en una muestra de dignidad para que no
parezca que su presencia es aceptada con normalidad.
¿Es oportuna la reacción españolista?
Depende de lo que pretendiera: podemos decir que ha sido acertada si se
pretendía precisamente provocar y motivar para un silbido más general y
más intenso. En caso de que no fuera este el objetivo, ciertamente no parecería muy inteligente. Prohibir
el silbido, amenazar que se sancionarán los clubes y que habrá
responsabilidades individuales sólo produce un efecto multiplicador. Ahora ya no sólo se pitará el himno. Se pitará la prohibición de pitarlo. Se pitará la amenaza de ser castigado si silbas. En el límite del ridículo institucional, político y jurídico, la secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, ha pedido que se desaloje el campo si silban el himno español: "Si un equipo no está conforme, pues que no juegue". Quizá como que el Estado español no existía durante la época medieval,
ahora tienen la necesidad de revivir los elementos de aquellos tiempos, y
perseguir a los sentimientos de las personas, las expresiones de las
ideas, como si persiguieran a herejes y brujos.
¿Se podía haber reaccionado diferente? Por supuesto, por ejemplo no dando importancia, lo que no la habría evitado pero habría templado la protesta. O haciendo que también sonaran los himnos nacionales de Cataluña y Euskadi. Pero
esto no habría impedido algún tipo de protesta ya que el conflicto no
es de himnos sino que se vehicula en otros terrenos donde el
comportamiento es agresivo por sistema. Desde
el Gobierno, el Consejo Superior de Deportes y la federación no han
hecho ningún esfuerzo para intentar visualizar un escenario diferente. Por ser activos y no reactivos.
¿Quien falta al respeto de quien? Para citar un ejemplo, el uso de la lengua. Como
se puede ver en la imagen, el arco para los campeones sólo está en
castellano, no en catalán y vasco, que eran los dos equipos que jugaban.
Es un tema de respeto, y de gestión de la diversidad. Algunos
dicen -y están convencidos con un gran sentido de imperio!- que la
lengua de los españoles es el castellano, pero resulta que la
Constitución dice que el castellano es la lengua del Estado (no dice
nada que tenga que ser la lengua oficial de la sociedad civil!), y la
competición está organizada por una organización privada que tiene
derecho y deber de mostrar respeto. Además, si hiciera caso
a la Constitución y no a las consignas de quienes gobiernan también
sabrían que se establece el respeto a las otras lenguas, lo que no
hacen. ¿Quien falta al respeto?
Si en el futuro nos podemos desplazar en el
tiempo se producirán encuentros entre personas que tengan valores muy
diferentes fruto de los siglos que los separen. No sabemos
cómo podrán reaccionar, pero algunos eventos como los de ayer nos pueden
acercar a esta experiencia de ciencia ficción y ver como una sociedad
del sXXI debe hacer frente a unas instituciones con una cultura
decimonónica cuando no directamente medieval.
Hechas estas consideraciones, esperamos que
nunca más tengamos que pitar ningún himno porque las voluntad de los
pueblos se puedan expresar a través de los canales democráticos haciendo
posible que el sentido común prevalezca.
Estas son algunas reflexiones hechas anteriormente sobre el mismo tema:
16.8.13 Ètica
i xiular himnes
La sociedad es conflicto. La vida es conflicto. Las
sociedad maduras, como las personas con mejores habilidades sociales,
no dan la espalda al conflicto sino que hacen frente y lo gestionan. Aprender a gestionar conflictos es signo de madurez personal y capital social de una comunidad. Forma
parte de un aprendizaje permanente y es fundamental para evitar que los
conflictos se enquisten, vayan reapareciendo constantemente, dificulten
las alianzas y las colaboraciones, acaben disminuyendo la capacidad de
una sociedad para orientarse a tareas positivas tanto de creación de
valor social como económico.
Cuando una demanda social amplia, formulada democráticamente y pacífica, no recibe respuesta, es normal que cualquier evento público sirva para expresar que la sociedad catalana se encuentra en este punto. Unos
silbidos, en este contexto, es una reacción educada que sencillamente
quiere hacer saber al mundo -estado español incluido- que aquí se está
produciendo una situación que deben conocer.
Ciertamente,
parece que se hace necesario expresar ante el mundo que el himno
español en estos momentos en Cataluña no suena por una voluntad
democrática de su ciudadanía sino por un imperativo legal y una falta de
plenitud democrática. Si el estado español a estas alturas se mostrara dialogante y, como Gran Bretaña, con
voluntad de facilitar que la ciudadanía se pronuncie, dudo que ninguna
persona hubiera pitado el himno español. Es decir, el
silbido no era contra el himno español sino contra las actitudes que
este estado, por la vía de los sucesivos gobiernos, han mostrado y
muestran ahora mismo respecto a Cataluña. El
matiz es muy importante para comprender el sentido de la protesta, para
explicar que no hay odio contra España, y que de hecho España, en caso
de que Cataluña opte por la independencia, deberá ser el principal
estado amigo.
0 comentaris:
Publica un comentari a l'entrada