El sistema eléctrico de Catalunya
ANTONI TAHULL
Ingeniero industrial
En algunos periódicos se ha dejado caer el riesgo de que Catalunya, como posible nuevo estado, corre el riesgo de tener que recurrir a alumbrarse con velas. Y muchos que conocen mi amplia experiencia de más de 40 años en el sector eléctrico me preguntan: ¿qué puede pasar
He analizado el tema con cierta profundidad y puedo afirmar lo que sigue.
- Catalunya dispone de un equipo de centrales eléctricas capaces de alimentar tanto la demanda de potencia como de energía del mercado catalán. Incluso podríamos exportar energía a otros países.
- La energía que producen dichas centrales generan unas emisiones de CO2 muy bajas (del orden de 150 gramos por kWh), del orden del 50% del promedio de las de la Unión Europea 27 i de 1/3 de las de países como Alemania e Inglaterra.
- El sistema de transporte en alta tensión, una vez completada la interconexión con Francia (que ya se está construyendo), es suficiente. Tenemos una capacidad de interconexión con el exterior muy importante.
- El sistema de distribución es la parte más débil del sistema por falta de mallado de la red. Mientras no dispongamos de competencias para regular su retribución, será difícil mejorarla.
- Sin modificar el sistema de retribución de la venta de ener-
podría exportar
energía a otros países
gía de los generadores a los agentes comercializadores (es decir respetando la legislación vigente) , la energía generada en Catalunya se podría vender a un precio un 30% inferior al actual, lo que supondría que el precio de venta para suministros industriales (datos Eurostat) es el sexto más alto. Pasaríamos al 50 más bajo, lo que supondría una inestimable ayuda para mejorar nuestra competitividad.
Las razones que explican este hecho son, entre otras: las externalidades que debemos pagar a los sistemas extrapeninsulares para que puedan disponer de energía al mismo precio que en la Península a pesar de que sus costes de generación son mucho más elevados, las ayudas al carbón nacional, a las empresas de consumo intensivo de electricidady a que en Catalunya la proporción de energías renovables que perciben primas elevadas es mucho menor. He calculado el sobrecoste para Catalunya del año 2010 y supuso del orden de unos 1.500 millones de euros.
En la Unión Europea, el mercado eléctrico sería un estado de tamaño superior a Hungría y Rumania,ycasicomo Portugal, por lo que no se le podría presentar objeciones alegando su tamaño.
En resumen: aunque España nos quisiera hacer un boicot energético, no podría, porque si desconectasen las líneas en alta tensión que nos unen al resto de la Península, nosotros somos suficientes y ellos serían los auténticos perjudicados
Podríamos crecer en energías renovables a costes mucho más bajos con respecto a los que ha incurrido el sistema eléctrico español, cuando algunas tecnologías no habían adquirido un suficiente nivel de madurez tecnológica.
No todo son ventajas: tendríamos que almacenar nuestros residuos nucleares.
Si disponemos de un sistema equilibrado, potente, respetuoso con el medio ambiente y económicamente competitivo, en mi modesta opinión es porque a lo largo del siglo XX, en Catalunya, hubo emprendedores con visión de futuro: Pearson, Muñoz Oms i Duran Farell.
Por tanto, la conclusión es muy clara: mucho mejor solos.
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