De la cuadratura del círculo le salieron al gobierno anterior 7 zonas fuera de las cuales se prohíbe la instalación de nuevos parques eólicos de más de 10 MW. Estas zonas se sacaron a concurso público, y de hecho Gas Natural Fenosa (junto con Ecotècnia) se llevó la parte del león. Las ZDP excluyen las zonas rojas del mapa eólico anterior – zonas de incompatibilidad de la energía eólica con la protección de la biodiversidad. Quizás por ello, el gobierno de Montilla entendió que podía saltarse en ellas el trámite de evaluación global estratégica que prescribe la ley. Un craso error no sólo legal, sino estratégico, que llevó a una organización de defensa del territorio a denunciar el decreto ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, que lo suspendió cautelarmente por este defecto. Es decir, tras el tripartito la energía eólica en Cataluña queda con más potencia instalada – gracias principalmente al empeño de los promotores – pero con un horizonte incierto.
Es difícil juzgar si el fracaso del tripartito para establecer un marco legal que promueva realmente la energía eólica es fruto de guiños al “territorio” y de la incompetencia o si estamos ante una gestión muy inteligente de quien apostaba por mantener el status quo. En todo caso, desde Greenpeace nos alegramos de que Recoder intente rescatar los restos del naufragio. Pero el buque insignia del tripartito, un Decreto que garantiza la contención de las renovables, es un lastre. Ante el cambio climático que ya se manifiesta, los riesgos de la energía nuclear y, también, la revolución silenciosa de las energías renovables, que ya lideran la renovación del parque eléctrico mundial, lo que necesitamos es... un nuevo barco.
http://www.greenpeace.org
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