1.10.12
"La idea de las monedas sociales es ir creando otra economía"
Lunes, 10/09/12 www.eldiario.es
Erik Brenes ha ayudado a poner en marcha decenas de
proyectos de monedas sociales en América Latina. Licenciado en Finanzas
en su país, Costa Rica, y doctorando en economía social en una
universidad italiana, defiende el uso de estas monedas alternativas como
forma de crear una economía más sostenible y solidaria. "No se puede
dar a un botón y que inmediatamente surja otra economía, pero se puede
apoyar los proyectos de base que existan para que la economía
convencional vaya perdiendo sentido", dice. Algunas estimaciones hablan
de que ya existen 5.000 monedas sociales en todo el mundo.
¿Qué son las monedas sociales? ¿Para qué sirven?
El filósofo Karl Polanyi decía que el sistema capitalista
nos obliga a hacer relaciones económicas de una única forma, a través
de la moneda, y ha eliminado otras formas de relaciones comerciales,
como son la solidaridad y la reciprocidad. Una moneda social que esté
bien diseñada debería de estimular procesos sociales y solidarios.
Nosotros en América Latina tratamos también de estimular procesos
ambientales.
Funcionan exactamente igual que el euro o el dólar con la
diferencia de que la riqueza que generan se queda en el ámbito social.
Algunos académicos las llaman monedas locales porque normalmente se
adscriben a un área geográfica muy limitada, y también se les dice
monedas complementarias porque la idea es que complementen a la economía
hegemónica, pero no que la desplacen.
¿En ningún caso se pretende entonces sustituir a las monedas convencionales?
No, sustituirlas es muy difícil, prácticamente imposible.
En los proyectos que tenemos creamos redes de colaboración solidaria en
la zona geográfica de acción de la moneda a través, por ejemplo, de
muchos locales comerciales que deciden aceptar la moneda para estimular
su circulación. Una de las redes más grandes que tenemos es en El
Salvador: allí hay 85 locales involucrados; cuando uno llega a pagar en
dólares americanos, te los aceptan, si pagas con udis (unidad de
intercambio solidario), que es la moneda local, cada negocio sabe qué
porcentaje de la venta puede aceptar con moneda local.
Por ejemplo, si vas a un restaurante y pides un pescado y
una coca cola, es probable que el pescado venga de algún pescador local
y se pueda pagar con moneda local, pero la coca cola jamás podrás
pagarla en esa moneda social porque su fabricante no lo va a aceptar.
Pero el objetivo sí es, al final, cambiar la economía.
La idea es ir creando otra economía. Casi todos los
proyectos que conozco empezaron porque detrás hay una idea de producción
diferente, más solidaria, para no depender de una sola forma de
relación económica. El Foro Social Mundial lleva quince años hablando de
que otra economía es posible, yo digo que ya es hora de dejar de hablar
y de empezar a construirla. ¿Cuántas veces vamos a solucionar las
crisis del sistema capital, doscientos años más?, ¿cómo somos tan tontos
como sociedad?
Entonces, ¿suelen ser organizaciones las que ponen en marcha estos proyectos?
Usualmente son organizaciones de base o de la economía
social las que deciden implantar una moneda en su rango de acción y, a
través de sus actividades económicas, sociales y medioambientales, la
ponen en circulación y estimulan su circulación y retorno. Cuando una
moneda circula y pasa de mano diez veces ha creado diez veces riqueza.
La idea es que una moneda social haga lo mismo. La diferencia es que,
mientras que el euro con el que hemos operado hoy puede estar en Berlín o
en Atenas dentro de dos días, la moneda social siempre se quedará aquí:
el euro se va de la zona, pero una moneda social se queda en la
localidad circulando entre los miembros y creando riqueza allí mismo.
La moneda en sí no crea riqueza, no es el euro el que
crea riqueza, sino todas las relaciones que hay detrás. Los procesos de
moneda local no son fáciles de explicar porque hay que romper una lógica
en la que estamos demasiado atrapados, que es la de la moneda única y
el monopolio de los bancos centrales.
¿Cómo se consiguen cambiar las relaciones económicas a través de una moneda?
Pongo un ejemplo. Hay una cooperativa de café y caña en
Costa Rica que tiene 300 empleados y 3.000 socios. Compra café a sus
socios y lo vende en el mercado internacional, también hace lo mismo con
el azúcar. Además, tienen una tienda de insumos agroindustriales, una
gasolinera, un pequeño supermercado, actividades de reforestación, tiene
terrenos para la venta... Al principio, la moneda local empezó a
circular cada vez que uno de los socios compraba en cualquiera de los
locales comerciales de la cooperativa: cuando compraban el equivalente a
cien dólares, la cooperativa le daba el 10% en moneda local. La gente
empezó a averiguar dónde los podía cambiar. Al principio, sólo los
utilizaba en los ocho locales de la cooperativa, pero más tarde se
consiguió que los negocios locales clave de la ciudad más cercana
aceptaran la moneda de forma parcial.
Al año y medio de funcionamiento, se decidió trabajar con
el aceite que se consume en los hogares y locales, que es mucho, porque
allí se fríe todo. Se visitó escuelas para explicarle a los niños cómo
el aceite contamina el agua y los niños empezaron, poco a poco, a traer
aceite de sus casas o vecinos a la escuela. La cooperativa comenzó a
comprarle el aceite a la escuela en moneda local, que podía usar para
comprar material escolar, por ejemplo, y tomó ese aceite para
convertirlo en biodiésel que usaba en sus tractores y camiones.
De esta forma, la cooperativa ya no gasta tanto dinero en
diésel corriente; hay menos degradación ambiental porque se evitó que
el aceite usado fuera a parar a los acuíferos y porque los gases de
efecto invernadero del biodiésel son mucho menores. Además, cuando
involucras a los niños en un proceso así serán adultos concienciados.
En este momento, el proyecto tiene el equivalente a 180.000 dólares circulando.
¿Puede suceder que alguien acumule moneda local y especule, como sucede con las monedas convencionales?
Uno de los principales beneficios de la moneda local es
que acumularla pierde sentido, con lo cual la gente prefiere ponerla a
circular. Puedes acumularla uno o dos meses, pero cuando llegues a los
negocios locales con 20.000 unidades no podrás hacer mucho más que si
tuvieras menos unidades porque no podrás pagar todo en moneda local. En
el caso de los euros, si te sobran 20.000 euros los acumulas en el banco
y no los tocas en muchos años porque la moneda convencional lleva
implícito el interés, no así la social.
¿Cómo se fija cuánto vale algo en moneda social?
La organización responsable de la moneda le puede dar el
valor que le dé la gana. Por razones prácticas siempre recomendamos la
paridad de uno a uno, es decir, que una unidad de moneda complementaria
valga un euro. Si una coca cola son 3 euros te cobrarán 3 unidades,
aunque en algunos sitios rebajan algo el precio en moneda local para
estimularla.
¿Las monedas sociales son útiles en todos los casos?
No en todos los casos, hay que valorar cada comunidad. En
general, se crea una economía más estable y cuantas más transacciones
haya con la moneda local en una zona, más riqueza se crea. Por
definición económica, una crisis es una escasez de circulante: no hay
suficiente moneda para repartir entre todos. Cuando tienes una moneda
paralela circulando, mientras la economía está normal no se usa mucho.
En ese caso, la utiliza sobre todo la gente que está en unas condiciones
socioeconómicas deplorables porque su coste financiero es menor, no
tienes que pagar intereses y eso ayuda a la gente realmente probre.
Cuando hay crisis, mucha más gente va a empezar a pensar en cómo
sobrevivir, cómo pagar la comida o la casa y eso hace que la gente haga
más transacciones en moneda local.
Entonces, ¿es el momento para que en España se planteen estos proyectos?
Yo creo que ahora es mucho más importante empezar a
cuestionarse cómo hacer del sistema algo más sostenible. Las monedas
sociales son soluciones para localidades pequeñas. España debería
cuestionarse la sostenibilidad su sistema económico, tal vez sea hora de
plantearse algunas políticas neoliberales que hacen de la economía un
sistema mucho más volátil que permite que unos pocos acumulen un montón
mientras que otro montón va a la calle.
Yo no hablo mal del dólar o del euro, sino de cómo están
diseñados: hablar de euro o de dólar es exactamente lo mismo que hablar
de deuda, porque el dinero empieza a circular en las calles sólo a
través de deuda. Pero creo que cumplen una función muy importante: son
monedas globales para negocios y actividades globales, aunque están
creando problemas importantes a niveles locales.
Fuente:
www.eldiario.es
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