29.9.07

Bush mueve ficha sobre el cambio climático ... ¿o lo hace ver?

La presión internacional sobre el calentamiento global y de una manera especial el impacto que ha generado la campaña de Al Gore y sus verdades inconvenientes, han provocado que los EE.UU. tengan que mover ficha.

La propuesta lanzada por Bush defiende que cada país fije su emisión de gases y que se constituya un fondo para promover las tecnologías limpias. Una parte de la noticia es positiva, ya que supone un reconocimiento diáfano en torno al calentamiento y que se trata de un problema global en el que todos los países tienen que colaborar para combatirlo.

En sentido negativo, sin embargo, Bush afirmó, en el contexto de la cumbre del clima que ha organizado en Washington, que "cada nación tiene que diseñar sus estrategias separadas" para reducir la emisión de gases contaminantes. Es decir, que no se tiene que repetir el sistema de cuotas del protocolo de Kyoto (que los EE.UU. no firmaron), sino apostar por la utilización de nuevas tecnologías y dejar que cada país decida cuánto quiere contaminar.

Según el presidente estadounidense, ésta es la única manera de hacer compatible el crecimiento económico y el respeto por el medio ambiente. Esta propuesta venía acompañada del establecimiento de un "sistema de medición" para saber como desde cada país se combate el cambio climático.

Cabe decir que ha habido reacciones de todo tipo, aceptando el elemento positivo o lamentando la parte negativa.

Me resisto a criticar la propuesta desde un punto de vista formal. Dentro de la filosofía de la RSE ya se podría entender correcto un sistema de compromiso de cada parte, siempre que sea un compromiso creíble y que haya maneras verificables de monitorizarlo. Si una empresa o un país se comprometen y lo van demostrando de manera comprobable ya podría estar bien.

Pero este modelo plantea dos problemas:

a) La RSE funciona cuando es creíble, cuando la empresa (el país en este caso) y sus directivos tienen una trayectoria de comportamiento ético y de compromiso.

b) La RSE tiene sentido cuándo queremos gestionar la gobernanza de otra manera. Pero cuando hay urgencias hacen falta medidas más expeditivas, y el calentamiento global nos obliga a apretar el acelerador con exigencia. Cuando hay un incendio no me puedo poner a dialogar ni ir cada cual a la suya: hay que actuar bajo un mando único de quien tiene la autoridad, que son los bomberos.

En este momento hace falta una política global, acordada y consensuada por la comunidad internacional, exigida y escrutada por las partes interesadas. No vale mover ficha sólo para perder tiempo y hacerlo perder al planeta. En este tema ya ha pasado el tiempo y la oportunidad del unilateralismo.