7.9.13
Fragmentos de entrevista con el historiador Josep Fontana: "Pedir la independencia es manifestar la voluntad irrenunciable de seguir siendo"
Unas visiones históricas para entender mejor el presente
Entrevista entera: www.sinpermiso.info
01/09/13. El historiador Josep Fontana (Barcelona, 1931), uno de los historiadores más prestigiosos de la historiografía catalana actual, conversa con el también historiador Pelai Pagès sobre su materia de estudio, el magisterio de Jaume Vicens Vives, las razones de la crisis económica y política global, el papel de la universidad, el independentismo creciente y las raíces históricas de la identidad catalana
[...] -No me deja de parecer curioso el hecho de que, por ejemplo, los socialistas ahora vuelvan con el tema federalista, que era el tema con el que Rodríguez Zapatero empezó a gobernar cuando en 2004 accedió al poder. Y durante los siete años que estuvo gobernando no movió un dedo para avanzar hacia el federalismo. No deja de ser curioso que el socialismo ahora vuelva con el federalismo como la alternativa al soberanismo, al derecho a la autodeterminación, a la posible escisión, ¿verdad?
-El año pasado se publicaron las memorias de un militar, responsable del CESED, el Centro de Inteligencia que hubo antes del CESID, que explicaba que hacia octubre de 1976 hubo una entrevista de Casinello con Felipe González y Guerra, para saber qué pensaban los socialistas. Y los militares quedaron satisfechos de la actitud de Felipe y el Guerra respecto del problema nacional. Cosas concretas que ahora recuerdo: el rechazo del concierto para Cataluña y la total negativa a tolerar un partido socialista catalán independiente del PSOE. Eso era en los tiempos en que la Platajunta ofrecía constitución federal y organismo de autogobierno inmediato para las nacionalidades. [...]
-Cuando daba una asignatura de historia de Cataluña y España contemporánea leía a mis estudiantes unos artículos que habían salido en la prensa española con motivo de la primera huelga general de Cataluña, en 1855, en pleno bienio progresista, y que publicaron Josep Benet y Casimir Martí en su libro sobre el bienio progresista, y debía advertirles de que eran artículos publicados hace más de ciento cincuenta años, y que no los habían acabado de publicar ni La Razón, ni el ABC ni El Mundo, aunque el mensaje sobre Cataluña era el mismo, a pesar del tiempo pasado.
-Los estamentos políticos españoles, al menos hasta los años setenta del siglo XIX, eran absolutamente hostiles a la industrialización. Sostenían que lo bueno era la España agraria, donde la gente vivía con unas buenas costumbres, mientras que la industria generaba situaciones de corrupción: la gente aspiraba a más, se sublevaba. Por tanto, el miedo de la proliferación de la industrialización y, sobre todo, que esto se pudiera contagiar era considerable.
-Pero es curioso, porque la responsabilidad la daban siempre a los catalanes, a la manera de ser de los catalanes. Algunos artículos lo expresan claramente. Cabe mano dura, hay que volver a Felipe V y a incrementar la represión.
-Piensa que hay un texto de Evaristo San Miguel, héroe del liberalismo, que habla tranquilamente de "la incorporación de Cataluña a la corona de Castilla". Esto es lo que había pasado con Felipe V, una incorporación.
-También había un cartel de la campaña en contra del Estatuto de Autonomía de 1932, que literalmente pedía que se hiciera un boicot a los productos catalanes.
-Esto se ha vuelto a hacer y todavía se hace. [...]
-El siglo XIV anuncia una Cataluña ya moderna…
-En el sentido de que ya existe un tipo de gobierno en que la monarquía tiene unos poderes muy limitados ante las Cortes y, sobre todo, no controla la hacienda. Algo que no aparecerá hasta el siglo XVII en Inglaterra y Holanda. Ramon de Abadal lo lamenta porque piensa que eso justamente impidió que aquí hubiera una monarquía absoluta fuerte. Sin darse cuenta de que lo que frustra el proyecto catalán es la debilidad demográfica y económica. Como es que lograron conquistar un imperio mediterráneo, ganando batallas a Francia, es casi inexplicable, porque no se correspondía con la pequeñez de los recursos disponibles. Todo ello se ha de explicar, sobre la base de lo que pasa en la sociedad catalana, más allá de las biografías de los reyes.
-Llegará hasta ahora.
-Sí, claro. [...]
-En todo este proceso tengo la impresión de que hay, por parte de los catalanes, una enorme voluntad de continuar existiendo.
-Si me pidieras quete dijera un lema perdurable en la historia de la identidad catalana te diría que es lo que recoge la letra de la Santa Espina: "somos y seremos". Vilar lo ha dicho muchas veces, señalando la tendencia habitual de los catalanesa manifestarse como ellos mismos. Cuando los miembros de uno de los batallones de la milicia nacional que participaron en el intento de derribar la muralla de la Ciudadela hacia 1840 se quiso justificar diciendo: "La hemos derribadoporque somos libres, porque somos catalanes". Cualquier intento de colaborar en la construcciónde una España plural y democrática, de la guerra de Sucesión al pacto autonómico de la Transición, ha acabado topando con la dificultad de preservar lapropia identidad antela intolerancia ajena. Por ello, en momentos de malestar, de irritación y de desconfianza tiene plena lógica que la gente salga a la calle gritando "independencia". Que no es otra cosa que manifestar, una vez más, esta voluntad irrenunciable de seguir siendo, que al final ha llevado a que tantos proyectos políticos de convivencia hayan acabado saliendo mal.
Entrevista entera: www.sinpermiso.info
01/09/13. El historiador Josep Fontana (Barcelona, 1931), uno de los historiadores más prestigiosos de la historiografía catalana actual, conversa con el también historiador Pelai Pagès sobre su materia de estudio, el magisterio de Jaume Vicens Vives, las razones de la crisis económica y política global, el papel de la universidad, el independentismo creciente y las raíces históricas de la identidad catalana
[...] -No me deja de parecer curioso el hecho de que, por ejemplo, los socialistas ahora vuelvan con el tema federalista, que era el tema con el que Rodríguez Zapatero empezó a gobernar cuando en 2004 accedió al poder. Y durante los siete años que estuvo gobernando no movió un dedo para avanzar hacia el federalismo. No deja de ser curioso que el socialismo ahora vuelva con el federalismo como la alternativa al soberanismo, al derecho a la autodeterminación, a la posible escisión, ¿verdad?
-El año pasado se publicaron las memorias de un militar, responsable del CESED, el Centro de Inteligencia que hubo antes del CESID, que explicaba que hacia octubre de 1976 hubo una entrevista de Casinello con Felipe González y Guerra, para saber qué pensaban los socialistas. Y los militares quedaron satisfechos de la actitud de Felipe y el Guerra respecto del problema nacional. Cosas concretas que ahora recuerdo: el rechazo del concierto para Cataluña y la total negativa a tolerar un partido socialista catalán independiente del PSOE. Eso era en los tiempos en que la Platajunta ofrecía constitución federal y organismo de autogobierno inmediato para las nacionalidades. [...]
-Cuando daba una asignatura de historia de Cataluña y España contemporánea leía a mis estudiantes unos artículos que habían salido en la prensa española con motivo de la primera huelga general de Cataluña, en 1855, en pleno bienio progresista, y que publicaron Josep Benet y Casimir Martí en su libro sobre el bienio progresista, y debía advertirles de que eran artículos publicados hace más de ciento cincuenta años, y que no los habían acabado de publicar ni La Razón, ni el ABC ni El Mundo, aunque el mensaje sobre Cataluña era el mismo, a pesar del tiempo pasado.
-Los estamentos políticos españoles, al menos hasta los años setenta del siglo XIX, eran absolutamente hostiles a la industrialización. Sostenían que lo bueno era la España agraria, donde la gente vivía con unas buenas costumbres, mientras que la industria generaba situaciones de corrupción: la gente aspiraba a más, se sublevaba. Por tanto, el miedo de la proliferación de la industrialización y, sobre todo, que esto se pudiera contagiar era considerable.
-Pero es curioso, porque la responsabilidad la daban siempre a los catalanes, a la manera de ser de los catalanes. Algunos artículos lo expresan claramente. Cabe mano dura, hay que volver a Felipe V y a incrementar la represión.
-Piensa que hay un texto de Evaristo San Miguel, héroe del liberalismo, que habla tranquilamente de "la incorporación de Cataluña a la corona de Castilla". Esto es lo que había pasado con Felipe V, una incorporación.
-También había un cartel de la campaña en contra del Estatuto de Autonomía de 1932, que literalmente pedía que se hiciera un boicot a los productos catalanes.
-Esto se ha vuelto a hacer y todavía se hace. [...]
-El siglo XIV anuncia una Cataluña ya moderna…
-En el sentido de que ya existe un tipo de gobierno en que la monarquía tiene unos poderes muy limitados ante las Cortes y, sobre todo, no controla la hacienda. Algo que no aparecerá hasta el siglo XVII en Inglaterra y Holanda. Ramon de Abadal lo lamenta porque piensa que eso justamente impidió que aquí hubiera una monarquía absoluta fuerte. Sin darse cuenta de que lo que frustra el proyecto catalán es la debilidad demográfica y económica. Como es que lograron conquistar un imperio mediterráneo, ganando batallas a Francia, es casi inexplicable, porque no se correspondía con la pequeñez de los recursos disponibles. Todo ello se ha de explicar, sobre la base de lo que pasa en la sociedad catalana, más allá de las biografías de los reyes.
-Llegará hasta ahora.
-Sí, claro. [...]
-En todo este proceso tengo la impresión de que hay, por parte de los catalanes, una enorme voluntad de continuar existiendo.
-Si me pidieras quete dijera un lema perdurable en la historia de la identidad catalana te diría que es lo que recoge la letra de la Santa Espina: "somos y seremos". Vilar lo ha dicho muchas veces, señalando la tendencia habitual de los catalanesa manifestarse como ellos mismos. Cuando los miembros de uno de los batallones de la milicia nacional que participaron en el intento de derribar la muralla de la Ciudadela hacia 1840 se quiso justificar diciendo: "La hemos derribadoporque somos libres, porque somos catalanes". Cualquier intento de colaborar en la construcciónde una España plural y democrática, de la guerra de Sucesión al pacto autonómico de la Transición, ha acabado topando con la dificultad de preservar lapropia identidad antela intolerancia ajena. Por ello, en momentos de malestar, de irritación y de desconfianza tiene plena lógica que la gente salga a la calle gritando "independencia". Que no es otra cosa que manifestar, una vez más, esta voluntad irrenunciable de seguir siendo, que al final ha llevado a que tantos proyectos políticos de convivencia hayan acabado saliendo mal.
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