30.3.15
[REFLEXIÓN] Ni ante los muertos saben encontrar la mínima expresión de respeto
Ayer publiqué una reflexión titulada Los insultos contra los catalanes no son una anécdota con motivo de las expresiones xenófobas contra Cataluña y los catalanes
tras el accidente de Germanwings, donde argumento que si la fiscalía
por primera vez ha hecho ver que le preocupa no ha sido por otra cosa
que por la exposición a la opinión pública internacional. Además,
alerto contra las personas que pueden considerar que estas
manifestaciones son un hecho puntual y menor, situándo el sentimiento
de catalanofobia en clave histórica de cinco siglos.
Ahora he sabido que los gobiernos francés, alemán y español quieren ubicar una placa conmemorativa en el sitio del accidente, y ya han hecho saber que estará en las lenguas de los tres estados, francés, alemán y español. No lo han dicho, pero se sobrentiende, que a los catalanes nos den morcillas. Es una falta de respeto, una chulería propia de gente indigna, que viven en su odio a todo lo que se aparte de su proyecto identitario español. Ni ante los muertos no saben encontrar la mínima expresión de respeto. Me hacen un asco inmenso. No hay palabras suaves para expresarlo.
Si ayer citábamos Quevedo como muestra del odio hacia Cataluña (En tanto que en Cataluña quedase algun solo catalán, y piedras en los campos desiertos, hemos de tener enemigo y guerra... El catalán era la criatura más triste y miserable que diós crió), hoy podemos mencionar Antonio de Nebrija y su "siempre la lengua fue compañera del imperio", evidenciando el comportamiento que se tenía hace cinco siglos en Castilla, y mostrando la operación de estado que entonces comenzó y que tuvo -y tiene- como gran ámbito de experimentación las tierras de lengua catalana.
Me sumo a las expresiones hechas por algunas personalidades: La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Carme Forcadell, ha afirmado a través de su cuenta de Twitter que "me duele profundamente que la placa en recuerdo de las víctimas de la catástrofe aérea no esté escrita también en catalán", añadiendo que "es una grave falta de sensibilidad". Quim Torra, miembro del consejo permanente de la Asamblea, vocal de Òmnium Cultural y director del Centre cultural El Born, comentó en Twitter: "Ni rastro del catalán en el monolito de los Alpes. Ni así. Hasta para recordar a nuestros muertos nos hace falta un Estado propio".
En sentido contrario, quiero destacar el hecho de que la empresa Germanwings haya gestionado adecuadamente el respeto a las personas desaparecidas y sus familias, con un mensaje que ha publicado en las redes sociales en cuatro lenguas: alemán, castellano, catalán y francés. Y su sentido de respeto a las identidades no sólo se ha quedado en las lenguas sino que el texto hace referencia a personas de Francia, Alemania, Cataluña y el resto de España así como de numerosos otros países, en un fórmula bastante adecuada. Lástima que Cataluña sólo aparece en la versión en catalán y no en otras.
Para las empresas, la gestión de las identidades forma parte de su responsabilidad social, y es un aprendizaje permanente que deben hacer, evitando caer en la simplicidad de las estatalidades y las fronteras administrativas. En este caso, lo han formulado como una gestión de riesgos, para evitar que los catalanes se tomaran mal su ausencia, pero no lo han hecho con un enfoque más profundo de gestión de la diversidad de las identidades, tema que en el sXXI será básico en el mundo y también en Europa. Por desgracia, los Estados no se muestran capaces de hacer ni este pequeño aprendizaje. Especialmente los estados de mentalidad jacobina y reduccionista de la diversidad, como el arquetipo francoespañol.
PD: Llevan el catalán al monolito de homenaje a las víctimas de la tragedia de Germanwings. Ha tenido que ser una delegación de familiares de las víctimas quienes añadieron una placa junto al memorial. La placa se situó en el memorial de las víctimas el 30 de marzo a las cuatro de la tarde, cuando este grupo de familiares visitó el lugar de la tragedia. El hecho de que el texto de recuerdo a las personas que perdieron la vida en esta catástrofe aérea no estuviera escrito en catalán indignó una parte de la sociedad catalana. El Gobierno dio por hecho, a través de su portavoz, Francesc Homs, que el memorial acabaría sumando el catalán, y hay una campaña reivindicativa en Change.org –con más de 15.000 firmas- para que sea así.
De momento, lo que ya hay es una placa junto al monolito. Un monumento a la indignidad de los estados centralistas y jacobinos, un clamor por el respeto a la diversidad, por el respeto a los muertos y por el respeto a los vivos.
Ahora he sabido que los gobiernos francés, alemán y español quieren ubicar una placa conmemorativa en el sitio del accidente, y ya han hecho saber que estará en las lenguas de los tres estados, francés, alemán y español. No lo han dicho, pero se sobrentiende, que a los catalanes nos den morcillas. Es una falta de respeto, una chulería propia de gente indigna, que viven en su odio a todo lo que se aparte de su proyecto identitario español. Ni ante los muertos no saben encontrar la mínima expresión de respeto. Me hacen un asco inmenso. No hay palabras suaves para expresarlo.
Si ayer citábamos Quevedo como muestra del odio hacia Cataluña (En tanto que en Cataluña quedase algun solo catalán, y piedras en los campos desiertos, hemos de tener enemigo y guerra... El catalán era la criatura más triste y miserable que diós crió), hoy podemos mencionar Antonio de Nebrija y su "siempre la lengua fue compañera del imperio", evidenciando el comportamiento que se tenía hace cinco siglos en Castilla, y mostrando la operación de estado que entonces comenzó y que tuvo -y tiene- como gran ámbito de experimentación las tierras de lengua catalana.
Me sumo a las expresiones hechas por algunas personalidades: La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Carme Forcadell, ha afirmado a través de su cuenta de Twitter que "me duele profundamente que la placa en recuerdo de las víctimas de la catástrofe aérea no esté escrita también en catalán", añadiendo que "es una grave falta de sensibilidad". Quim Torra, miembro del consejo permanente de la Asamblea, vocal de Òmnium Cultural y director del Centre cultural El Born, comentó en Twitter: "Ni rastro del catalán en el monolito de los Alpes. Ni así. Hasta para recordar a nuestros muertos nos hace falta un Estado propio".
En sentido contrario, quiero destacar el hecho de que la empresa Germanwings haya gestionado adecuadamente el respeto a las personas desaparecidas y sus familias, con un mensaje que ha publicado en las redes sociales en cuatro lenguas: alemán, castellano, catalán y francés. Y su sentido de respeto a las identidades no sólo se ha quedado en las lenguas sino que el texto hace referencia a personas de Francia, Alemania, Cataluña y el resto de España así como de numerosos otros países, en un fórmula bastante adecuada. Lástima que Cataluña sólo aparece en la versión en catalán y no en otras.
Para las empresas, la gestión de las identidades forma parte de su responsabilidad social, y es un aprendizaje permanente que deben hacer, evitando caer en la simplicidad de las estatalidades y las fronteras administrativas. En este caso, lo han formulado como una gestión de riesgos, para evitar que los catalanes se tomaran mal su ausencia, pero no lo han hecho con un enfoque más profundo de gestión de la diversidad de las identidades, tema que en el sXXI será básico en el mundo y también en Europa. Por desgracia, los Estados no se muestran capaces de hacer ni este pequeño aprendizaje. Especialmente los estados de mentalidad jacobina y reduccionista de la diversidad, como el arquetipo francoespañol.
PD: Llevan el catalán al monolito de homenaje a las víctimas de la tragedia de Germanwings. Ha tenido que ser una delegación de familiares de las víctimas quienes añadieron una placa junto al memorial. La placa se situó en el memorial de las víctimas el 30 de marzo a las cuatro de la tarde, cuando este grupo de familiares visitó el lugar de la tragedia. El hecho de que el texto de recuerdo a las personas que perdieron la vida en esta catástrofe aérea no estuviera escrito en catalán indignó una parte de la sociedad catalana. El Gobierno dio por hecho, a través de su portavoz, Francesc Homs, que el memorial acabaría sumando el catalán, y hay una campaña reivindicativa en Change.org –con más de 15.000 firmas- para que sea así.
De momento, lo que ya hay es una placa junto al monolito. Un monumento a la indignidad de los estados centralistas y jacobinos, un clamor por el respeto a la diversidad, por el respeto a los muertos y por el respeto a los vivos.
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