Después de ver el capítulo
Política
de la serie documental 300, producida por TV3 con motivo del
tricentenario de la guerra de Sucesión, me ha apetecido leer el texto
original del primer
memorial de agravios que los dirigentes de la sociedad catalana presentaron rey. Los
representantes de los territorios de la Antigua Corona de Aragón en
1760 viajan a Madrid para presentar al rey Carlos III el primer
"Memorial de Agravios". Es la primera vez que los sectores
dirigentes de la sociedad catalana se atreven a alzar la voz para
reclamar la singularidad catalana.
He aprovechado para recortar algunos fragmentos, y me ha sorprendido
como la reclamación de los derechos se sustenta en la voluntad de tener
unos ciudadanos y unos pueblos más felices. Ahora que se
habla de que las sociedades y los estados deberían tomar como valor
supremo la felicidad de la ciudadanía, es grato ver que en el siglo
XVIII se justificaba en la felicidad una serie de reclamaciones
políticas sobre los derechos nacionales de Cataluña y los otros reinos
que compartíamos la Corona de Aragón:
¡Qué gozo tuviera Vuestra Magestad si lograra que todos sus vasallos fuesen felices! [...] expondremos en esta humilde representación lo que juzgamos puede contribuir a que en el feliz reynado de Vuestra Magestad sean felices los reynos de la corona de Aragón.
A continuación se reclaman leyes diferentes para cada pueblo, tal como había sido antes del Decreto de Nueva Planta:
¿Acaso dexan de ser perfectas la(s) monarquía francesa, la austríaca y
otras, porque las provincias que las componen tienen diferentes leyes?
Sin salir de España, y sin salir de la corona de Aragón, hallamos una
prueba convincente de que es muy provechosa la prudente diversidad de
las leyes municipales, pues sus quatro reynos las tuvieron muy
diferentes. Yaun que no es de admirar que lo fuesen en Cathaluña y
Aragón haviendo sido en su principio distintos sus soberanos, pero es
digno de consideración que uno de los mayores héroes que Vuestra
Magestad cuenta entre sus ascendientes, el señor rey Don Jaime 1 de
Aragón, no menos político que guerrero, recobrando del poder de los
moros de los reynos de Valencia y Mallorca y poblándolos de los mismos
aragoneses y catalanes que lo sirvieron en la conquista, no les dió las
leyes de Aragón, ni de Cathaluña, sino otras especiales y las más aptas
para hacerlos felices. Todos los reynos de la corona de Aragón tuvieron
sus propias distintas leyes,
Defiende que tener leyes diferentes no es implica tener menos éxitos, ser menos eficiente que diríamos hoy:
Mejor que nadie conoce Vuestra Magestad quán preciosa es la corona de
las Dos Sicilias y sabiéndolo quánto costó ganarla a los aragoneses,
cathalanes, valencianos y mallorquines se explica muy satisfecho de la
fidelidad que experimentaron sus gloriosos progenitores. Todo esto
ignora los que juzgan que era monstruosa la corona de Aragón por la
diver sidad de las leyes con que se governaban sus quatro reynos y que
unida con la de Castilla deben governarse por las leyes de ésta.
Se hace una crítica a la gran presencia de cargos públicos, funcionarios
y eclesiales, a los reinos de la Corona de Aragón mientras que no hay
ninguna correspondencia inversa:
Quiso su Magestad que en ambas coronas se diesen promiscua mente los
empleos sin distinción de naciones y con sola la atención a los méritos.
Abrió las puertas de unos y otros reynos y en efecto los castellanos
las hallaron abiertas y entraron francamente en Aragón a poseher las
mejores conveniencias, más para los aragoneses, cathalanes y valencia
nos han estado casi cerradas las de Castilla. [...] ¿qué agravio se
hacía a los caste llanos en no darles empleos en Aragón, privándose los
aragoneses de tener los en Castilla? ¿Cómo, observándose la más
perfecta igualdad, puede faltarse a la justicia distributiva?
Y aclara que no es por falta de talento:
haviendo estado tantos años desatendidos nues tros paysanos, podíamos
temer que afloxasen en el estudio de las ciencias, más no ha sido así
por su buena índole y por su amor a las letras. Sin el estímulo del
premio han hecho en ellas los mismos admirables progresos que hicieron
en los siglos pasados quando lograban que se remunerara su aplicación.
Las universidades de aquellos reynos se han mantenido sin la decadencia
que dizen se experimenta en las de Castilla, las exceden sin duda en el
número de estudiantes y sus cathedráticos no son inferiores en la sabi
duría y en el cuidado de la enseñanza de sus discípulos. No vienen, es
verdad, como los de las universidades de Castilla a pretender a la
corte,
Y también muestra que entre los reinos de la Corona de Aragón se
aplicaba este criterio de gobierno local, manera que era considerada más
propia del buen gobierno:
Ni los catalanes podían tener empleos en Aragón, ni los aragoneses en
Cathaluña, ni unos, ni otros en Valencia. Y aquí vuelve a ofrecerse la
reflexión que antes hicimos, de que haviendo los aragoneses y cathalanes
conquistado y poblado el reyno de Valencia, quedaron excluidos de sus
empleos; y es, que aquellos grandes reyes y sus sabios consejeros,
conociendo que según el de recho natural los padres de familia deben
governar sus casas y los ciudadanos sus ciudades, entendieron que era
consequencia de este derecho muy justo y mui provechoso que a cada reyno
le governaran sus propios naturales
Entre los elemento de defensa del autogobierno de cada nación, suelta
una perla para calificar el talante de los castellanos, que "tienen el
genio duro":
los de una provincia tienen el genio muy diferente de los de la otra y,
aun que cada uno piensa que el suyo es el mejor, no puede negarse que
conviene mucho que congenien los que mandan y obedecen, siendo
insufrible para los de un genio blando obedecer a los que le tienen
duro.
Vuelve a la felicidad, ya que esta distribución permitía que ningún
reino fuera más dichoso que otro como tampoco se sentía superior:
con esto se evitan seguramente la desigualdad en la distribución de los
premios, la embidia y las quexas, que de otro modo son inevitables. No
huvo la menor discordia entre aragoneses, cathalanes, valencianos y
mallorquines, ni tuvieron embidia a los castellanos todo el tiempo que
en cada uno de aquellos reynos obtuvieron los empleos sus naturales.
Ningún reyno era más dichoso que otro, ninguno era supeior a los demás,
los naturales de uno no mandaban a los del otro
Nota interesante, la forma en que describe con naturalidad las
diferencias en el talante de cada pueblo, marcando una diferencia
determinante entre los ciudadanos de los reinos de la Corona de Aragón y
los de Castilla, así como las consecuencias en el buen gobierno:
No puede negarse que los naturales de la corona de Aragón por lo común
no se ayudan, ni apetecen honras y conveniencias fuera de su patria;
salen muchos de aquellos reynos, vienen a Castilla, más no a servir con
comodidad en las casas, ni con el fin de llegar a mandar en ella, sino a
ganar la comidad trabajando en los campos o en las fábricas y
procurando ser útiles en todas partes. Y este deseo de acomodarse en su
propia patria, sin aspirar al mando en la agena, viene de tan antiguo
que de costumbre ha pasado a ser genio o naturaleza. Assí lo demuestran
las mismas leyes, que afixaban los empleos de cada reyno a sus
naturales, establecidas como universal satisfacción de todos, y lo
comprueban las historias. Con quistaron los aragoneses, cathalanes,
valencianos y mallorquines, como se dixo, a Cerdeña, Sicília y Nápoles y
a excepción de algunos pocos que que daron heredados y se
connaturalizaron en aquellos reynos, los demás se volvieron a España,
dexando el govierno de ellos a sus naturales. De esta mo deración
proviene, sin duda, que en los reynos de Ytalia no huvo turbaciones, ni
alborotos mientras que estuvieron sugetos de los señores reyes de
Aragón
Y llega al tema de la lengua:
En los de Cathaluña, Valencia y Mallorca los procesos y las escrituras
de los siglos pasado sestán en su lengua vulgar, que al cabo de tiempo
entienden medianamente los castellanos, pero jamás todas sus palabras, y
menos la energía de muchas, de cuya inteligencia de pende la justa
decisión de los pleytos.
El tema de la lengua también se aborda en materia eclesiástica, en una
denuncia que los catalanes tenemos menos derechos que los indios!:
A más de estas leyes generales ay otra especial y más poderosa que
obliga a que en Cathaluña, Valencia y Mallorca sean obispos y clérigos
de sus ygle si as los que nacieron o se criaron en aquellos reynos.
Porque, según dixi mos, en ello se habla una lengua particular y,
aunque en las ciudades y vi llas principales muchos entienden y hablan
la castellana, con todo, los labradores ni saben hablarla, ni la
entienden. En las Yndias, cuyos natura les, según se dice, no son
capaces del ministerio ecclesiástico, los párrocos deben entender, y
hablar la lengua de sus feligreses. ¿Y han de ser los labradores
cathalanes y valencianos de peor condición que los yndios, haviéndose
dado en aquellos reynos hasta los curatos a los que no enten dían su
lengua?
En este caso, se denuncia que muchas mujeres tienen que confesarse con
un traductor, ya que ni ellas hablan castellano ni el obispo catalán:
¿Quántas veces insta la necesidad de que una pobre muger explique su
aflixión y se confiesse con su propio obispo? ¿'y ha de sufrir el rubor y
la pena de hablarle por yntérprete?
Se cierra el discurso con una referencia a la obra de Felipe V y
nuevamente a la necesidad de reformarla para hacer posible la felicidad
de la gente y de los pueblos:
Quedó imperfecta esta gran obra de que depende su verdadera felicidad y
Dios ha destinado a Vuestra Magestad para que con su soberana
inteligencia y heroico zelo la perficione.
Un par de comentarios finales sobre las denominaciones:
- Es curioso que sean precisamente los representantes de
la Corona de Aragón los que reclamen que se hable de España y no de
Castilla, ya que no hay que olvidar que lo que realmente se hizo fue
conquistar para Castilla los reinos de la Corona de Aragón: Se unió el Consejo de Aragón al de Castilla, que parece debiera ya lla marse de España
- Para cierta gente del mundo patriotero español que
siempre introducen las confusiones terminológicas en la denominación de
Cataluña, se puede observar como con toda naturalidad se habla del Reino
de Cataluña: sus cuatro reynos [de la Corona de Aragón] son la tercera parte de España
Este documento, llamado Representación,
hace una crítica a la política "unificadora" de la monarquía española,
que gobierna con plenos poderes en Cataluña tras la derrota militar de
1714. "Algunos pensarán que si los españoles tienen un mismo rey,
conviene que tengamos una misma ley para que sea perfecta la armonía, la
correspondencia y la unión de las partes de esta monarquía",
denunciaba esta Representación. No se consiguió nada. Y
un siglo más tarde, en 1885, Cataluña ofreció el segundo memorial de
agravios, el de Valentí Almirall, un federalista convencido que se
fue desencantando progresivamente. Ha habido entretanto muchas quejas y oportunidades.
Un siglo después, ahora mismo, en 2015, Cataluña ya no quiere hablar de
agravios excepto aquellos a quien debe gustar de vivir bajo el agravio
permanente. Hoy una parte importante de los ciudadanos de
Cataluña han decidido que, en la relación entre pueblos adultos
compuestos por ciudadanos que ya no son vasallos de ningún rey ni
cautivos de la historia, Cataluña debe ejercer el Derecho a Decidir. Esperamos
que lo haga por la felicidad de su gente, de sus ciudadanos, opción que
la historia muestra que sólo con la recuperación de la libertad
nacional será posible. ¡Libres y felices!
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