- Después de pasar unos días en Rosario (Santa Fe, Argentina) por trabajo, dejo anotadas algunas reflexiones a modo de cuaderno de bitácora!
Desde su origen el éxito de Buenos Aires dependía del comercio. La administración española de los siglos XVII y XVIII insistía en que todo el comercio de Europa pasara inicialmente por Lima (Perú), a fin de controlar la recaudación de tasas. Como se puede ver, las decisiones extravagantes de España han sido una constante, como ahora mismo su obsesión por evitar el corredor mediterráneo de alta velocidad e intentar como sea que pase por el medio de los Pirineos.
Exactamente igual que a los catalanes se nos ha agotado la paciencia, los porteños incubaron un fuerte resentimiento hacia las autoridades españolas y algunos comerciantes desarrollaron una próspera industria del contrabando.
Consciente del problema, Carlos III fue levantando progresivamente las restricciones contra el comercio, y finalmente declaró Buenos Aires puerto franco a finales del siglo XVIII. Estas acciones para aplacar los ánimos no tuvieron el efecto deseado, y los porteños cada vez deseaban más independizarse de España. Como siempre, España siempre llega tarde y, además, lo que hace no tiene credibilidad más que para conservar su poder y a la que pueda volver a colártela.
Finalmente, mientras en la metrópoli ocurría la Guerra de la Independencia (de Francia) y coincidiendo que durante dos años Cataluña quedó incorporada al Imperio francés, el Virrey español fue expulsado y se conseguía de hecho la independencia de España, que no la reconoció oficialmente hasta 1862, cincuenta años más tarde. Con Cataluña todo irá más rápido ya que Europa mediará y porque el reconocimiento español de hecho se producirá cuando pidan que seamos expulsados de la Unión Europea.
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