16.4.18

[ARTÍCULO] El peor efecto de la transparencia es la impunidad

Hace unos años que las universidades comenzaron a competir a partir del despliegue de una intensa actividad comercial y el diseño de programas formativos no oficiales, de titulación propia. Este no era el pecado, pero sí el contexto que favoreció que el pecado pudiera nacer: el descontrol y la posibilidad de gestionar los favores, títulos a cambio de dinero o favores políticos. Veo una analogía: hace unos años, las cajas de ahorros dejaron de respetar los ámbitos territoriales propios y se pusieron a competir las unas contra las otras y al mismo tiempo contra los bancos. Este fue el inicio de su final. No por la competencia en sí misma sino por las malas prácticas que en este despliegue se sucedieron.

Ya no se trata del caso Cifuentes, de una gran gravedad, con un título de máster otorgado parece que sin haberlo cursado. Es que se están desvelando otros casos similares (Casado, Cospedal, incluso M.Rajoy...). Como dice El Español: Ahora, casi 20 años después y tras la polémica suscitada con el máster de Cristina Cifuentes, las informaciones periodísticas han revelado un patrón: el de personas vinculadas al PP que ocupaban de forma reiterada las plazas de los cursos de postgrado en la entidad dirigida por Álvarez Conde, un instituto las cuentas de varios años no pueden ser consultadas y que según reveló el Español recibir cientos de miles de euros en subvenciones otorgadas por administraciones gobernadas por los populares.

La gestión de la Responsabilidad Social de las Universidades (RSU) es fundamental también, como la RS de todas las organizaciones. El carácter público o académico no supone ninguna garantía ni de responsabilidad ante la sociedad ni siquiera de cumplimiento ante la ley. La diferencia es que si una empresa irresponsable puede recibir el castigo de la clientela y desaparecer, en el caso de un organismo público no es tan evidente ya que lo pagamos entre todos.  

Por otra parte, la irresponsabilidad de un organismo académico acaba perturbando la imagen y reputación del conjunto de su sector. También ocurre con las empresas, ciertamente. Pero el mal infligido a las universidades, centros de conocimiento y de formación como ciudadanos de los profesionales de mañana, es dramática. Y afecta a personas que ya no pueden hacer nada: los que tienen un título de esta universidad, que pueden recibir no sólo las bromas de los compañeros de trabajo sino las dudas razonables de los seleccionadores de personal.  

La imagen de marca afecta a todas las universidades vinculadas a la Marca España, si todavía existe esta iniciativa que ya debe tener unos indicadores por debajo de cero. Las universidades que puedan deberían tratar de huir de esta identificación si quieren competir en el espacio global. Como dijo Xavier Sala i Martín, he formado parte de los Comités de admisiones de Columbia y Yale desde hace 25 años. Sé cómo funcionan! Si se confirma que en España se convalidan 18 de 22 asignaturas de grado para asignaturas de posgrado, las aplicaciones de estudiantes españoles serán rechazadas en masa! Los grandes perjudicados de este escándalo si no se aclaran las irregularidades serán los BUENOS ESTUDIANTES de TODAS las universidades. Los rectores de todos los centros deben intervenir o las consecuencias serán muy graves para toda una generación de estudiantes.

La transparencia es un principio fundamental de la responsabilidad social y forma parte de lo que se espera hoy en día de las organizaciones, sean gobiernos, empresas o entidades no lucrativas. Se puede ejercer de diferentes maneras pero ya no es sólo no mostrarse opacas a las expectativas e inquietudes de la sociedad sino algo más, mostrar capacidad de diálogo y proactividad.

Pero hay que tener presente que el peor efecto de la transparencia es la impunidad. Ahora están saliendo a la luz pública los primeros datos de lo que puede ser un gran escándalo. Con lo que se sabe hasta ahora ya es un gran escándalo. A medida que la transparencia hace su trabajo, gracias al trabajo de investigación de periodistas, la impunidad se va haciendo más evidente. Algunos políticos, con la intención de quitar relevancia y cerrar filas se pregunta si todo esto es tan importante, y se pide orientar todas las miradas hacia los sediciosos catalanes, ¡la excusa que lo tapa todo! Y no se preocupen, que al final todo será culpa de un exceso de descentralización y se convertirá en una excusa más para revertirla y quitar poder de los políticos locales que no saben gestionar y que son los verdaderos corruptos, en un discurso que forma parte de la estrategia del PP y otros.

La impunidad crece porque aquí no pasa nada, porque no se ve que nadie esté dispuesto a asumir responsabilidad. Y intuimos que cuando alguien lo haga, será porque hará falta un chivo expiatorio que haga de cortafuegos pero no se irá al fondo, no se estirará hasta la última consecuencia. Seguramente hay demasiada gente implicada. Seguramente es una manera de hacer demasiado extendida en una sociedad marcada por una cultura de la picaresca. Una vergüenza. Que Europa lo vea y tome nota.