8.2.12

Rápida respuesta de CLS Communication

En 48 horas lo han solucionado a pesar de ser una compañía internacional (¡o quizás por eso!)

Hace pocos envié una reflexión con el título de incongruencia a una compañía de servicios lingüísticos en referencia a la lista de los idiomas en que ofrecía sus servicio ("idiomas ofrecidos").

Si tenemos en cuenta el peso demográfico, en esta lista bastante exhaustiva de las lenguas que se hablan en Europa, entre las que había incluso el maltés, sólo había una exclusión relevante, la lengua catalana.

Es habitual que estos olvidos no sean casuales, y que a la lengua catalana se le haga un tratamiento no basado en criterios objetivos o comerciales sino otros de carácter más político o ideológico impropios de una lógica empresarial. En todo caso, forma parte de una extraña anomalía: pese a ser una lengua de dimensiones medianas en Europa (la 15ª de 32, por demografía, y con mayor potencia si atendemos a indicadores culturales, económicos, redes sociales, etc.), no tiene el reconocimiento oficial que le correspondería, ni en Europa ni en España. Por ello, muchas empresas se dejan llevar por consideraciones no empresariales a la hora de fijar su política de lenguas. Compañías provenientes de otros países, con un mayor desconocimiento, a menudo se dejan llevar por consideraciones político-administrativas. Compañías españolas, con un conocimiento más cercano y una implicación emocional, a menudo se dejan llevar por consideraciones político-ideológicas. Y eso tiene unas consecuencias...

Cuando una compañía se da cuenta de que su práctica por lo que respecta al status otorgado a las lenguas era anómalo, lo corrige introduciendo un criterio netamente empresarial. Y eso es lo que ha hecho esta empresa, la cual en 24 horas ha sido capaz de introducir el catalán en la lista de las lenguas en que ofrece sus servicios. Es decir, los servicios ya los ofrecía, pero no aparecía en la lista. Desgraciadamente, ni la rapidez ni la sensibilidad no son tales en otras compañías.

¿Es este un tema de responsabilidad social? Curiosamente sí. No lo sería en unas condiciones normales, en que se podría hablar de mejora continua de la calidad, etc. Pero cuando nos referimos a un aspecto relacionado con la existencia de una cultura que ha sufrido persecución y que se intenta minorizar, las acciones tendentes a tratarla con normalidad, aunque sean aplicando criterios netamente comerciales, forman parte de una sensibilidad y proactividad que requiere a menudo luchar contra un contexto contrario o poco plausible.

Las noticias más habituales son en sentido contrario, como por ejemplo:  Carrefour elimina rotulación en valenciano por las quejas de grupos Ultra . Y esto nos llevaría a hablar de un aspecto metodológicamente muy importante en la gestión de la responsabilidad social corporativa: cómo ser sensible a demandas contradictorias por parte de grupos de interés diferentes.

Por ejemplo, es conocido el caso de una embotelladora de refrescos que no ha querido tener nunca en cuenta las demandas de etiquetado en catalán por una razón: que distribuyen en Cataluña y Aragón, y el público aragonés se podría ofender si observase que las latas de refresco, además de la lengua castellana, también incorporara la catalana.

Este es un ejemplo basado en la presuposición injustificada del carácter excluyente que una colectividad mostraría. El caso de Carrefour se basa en la presión activa hecha por un grupo minoritario. En todo caso, la situación conlleva que la empresa debe tomar una decisión. Si bien puede haber casos en que los intereses divergentes tengan legitimidades similares y no sea fácil de dirimir, en los casos citados no estamos ante demandas con la misma legitimidad. De hecho, desde un punto de vista ético no se pueden considerar igual: mientras que en un sentido se pide la inclusión de una lengua sin ir en detrimento de ninguna otra, en el otro sentido se pide la supresión de una lengua que, por algún motivo, molesta. Las convenciones de Naciones Unidas, la Unesco, posicionamientos de la Unión Europea ... o sencillamente el sentido común, la tolerancia, el respeto, ya nos indican que no son demandas al mismo nivel ético.

Hago estas consideraciones para indicar que sería fantástico que algunas empresas consideraran que los temas de lengua deben formar parte activa de la gestión de su responsabilidad social. Considero que algunos temas en los que la política no sólo no ha tenido buen resultado sino que nos ha llevado hoy por hoy a un callejón sin salida, sería altamente interesante que desde el mercado, desde la empresa, desde otras instituciones despolitizadas abordaran estas materias sensibles y se situaran en el terreno razonable que les corresponden.  

Pero, sin llegar al grado de compromiso y proactividad que he indicado, también es una acción socialmente responsable mostrar una actitud sensible, racional, objetiva, científica, comercial, respetuosa, hacia la sostenibilidad lingüística, hacia el respeto a la clientela, hacia las demandas expresadas por los grupos de interés.  

Es por ello que agradezco a la empresa CLS Communication una acción de hecho tan insignificante como corregir esta ausencia pero a la vez producida de una manera tan rápida, lo que muestra que hay empresas dispuestas a escuchar y a mejorar. Porque finalmente no es un tema de lengua, la cuestión de fondo es cómo ayudamos a desarrollar un modelo de empresa que tenga la capacidad de escuchar, aprender, ser más sostenible y crear valor para todos los grupos de interés.