Con todas las carencias y limitaciones que se quiera, la norma ISO 26000 es el único esfuerzo internacional relevante que puede tener capacidad para generalizar este enfoque de gestión, si bien en otros momentos también hemos alertado de que puede extender tanto la RSE que le acabe quitando el sentido estratégico y la acabe pervirtiendo en una mera etiqueta con poca capacidad de aportar valor real. Hace dos años, en un artículo en DiarioResponsable, nos alegrábamos del retraso en su aprobación. Sin embargo, el paso era necesario y el resultado, obtenido mediante seis grupos de interés (Industria, Gobierno, Sindicatos, ONGs, Consumidores y Otros) habrá valido la pena.
A principios de año, a la newsletter de enero, decíamos:
Con este primer boletín del 2010 iniciamos un año que, en cuanto a la RSE, vendrá marcado en el escenario internacional por la aprobación de la Guía ISO 26000, un estándar no certificable con años de retraso que ya ha provocado las primeras polémicas por usos indebidos y con críticas empresariales por su complejidad y orientación excesiva a grandes empresas.Les proponemos a continuación dos artículos de Perla Puterman (fundadora y moderadora del Foro Iberoamericano de Responsabilidad Social. Miembro del ISO / WG / SR para la Elaboración de la ISO 26000):
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