17.7.15

Canyelles y Huerta: "hay cooperativas que hacen las cosas muy bien pero no saben explicarlas"

La revista Nexe publica en su último número una entrevista a Josep Maria Canyelles y Albert Huerta, expertos en responsabilidad social y en economía social, y socios de Vector 5 · Excelencia y Sostenibilidad.

Nexe, Cuadernos de Autogestión y Economía Cooperativa, es una publicación digital semestral del cooperativismo catalán, editada por la Federació de Cooperatives de Treball de Catalunya.


JOSEP M. CANYELLES Y ALBERT HUERTA: "HAY COOPERATIVAS QUE HACEN LAS COSAS MUY BIEN PERO NO SABEN CONTAR-LAS"

A menudo comenta que "la responsabilidad social debe ser integral e integrada". ¿A qué os referís, exactamente?

Josep Maria Canyelles: Debe estar en toda la organización. Es decir, no vale ser responsable únicamente en el ámbito laboral o medioambiental, por ejemplo. Al mismo tiempo, no podemos tener discursos y valores declarados y que esto no se acabe de concretar en procesos y procedimientos. Debe haber indicadores y objetivos integrados en el plan de gestión empresarial, la RSE no se puede hacer por separado. Si no, es ficticia. No tiene sentido que una organización hable de responsabilidad y valores pero tenga un plan estratégico a tres años vista que no lo especifique. En este sentido, puede haber empresas familiares que tengan unos valores humanísticos y que no los hayan sabido trasladar a los valores de la empresa, a la dimensión operativa de los procesos, en el día a día. La RSE debe convertirse en un modelo de negocio, no se trata de por una parte ganar mucho dinero y hacer filantropía por otro lado.  

Albert Huerta: Pensamos que la RSE es una metodología de gestión empresarial para una nueva manera de hacer negocios. Esto quiere decir que la RSE fomenta la mejora continua de las empresas que se basará en una serie de indicadores, procesos y metodologías.  

Empresas como Telefónica, Repsol, etc. tienen grandes departamentos de RSE y participan en programas para fomentar el emprendimiento y, al mismo tiempo, tienen inversiones en paraísos fiscales. ¿Cómo podemos distinguir la RSE real de la que sólo es fachada?  

JMC: Desde un punto de vista de la RSE, que una empresa haga elusión fiscal no tiene sentido. Hay gente que tiene una visión reduccionista y piensa que la RSE sólo tiene que ver con temas ambientales y de respeto para la comunidad. Pero los temas fiscales y de buen gobierno también se deben incluir. Ahora bien, a mí me da igual por donde empiece a gestionar la RSE una organización: unas comenzarán por las buenas prácticas en el ámbito laboral, otros por las sociales y otros por la filantropía. Lo importante es que esto sea un primer paso para identificar las áreas de mejora y llegar a hacer un modelo de empresa nuevo. Debemos ser críticos con la empresa que dice que hace RSE y, al mismo tiempo, mantiene las malas prácticas y no tiene ninguna voluntad de subsanarlo.  

AH: La RSE no es a que dedicas los beneficios, sino como los obtienes. Eres ético y respetuoso con las personas y el medio ambiente? En este sentido, hemos tenido dudas a la hora de trabajar con algunas empresas porque hemos visto cosas que no quedaban suficientemente claras. Y algunas veces hemos decidido que, en definitiva, tenemos que entrar para hacerla mejorar y provocar cambios.  

JMC: Se trata de hacer que la empresa comprenda que la gestión responsable no es un desiderátum ético ni un tema filantrópico, sino una oportunidad para tener una empresa mejor y que esto se acabe traduciendo en un retorno. La RSE te permitirá tener una organización más sólida, que genere más confianza en los grupos de interés y que, finalmente, reciba el premio de tener un retorno mayor.


Se dice que la responsabilidad social forma parte del Adn de las cooperativas. Cree que el cooperativismo lo explota bastante bien, esto?
 
AH: Es cierto que las empresas cooperativas tienen algunas cosas ganadas. Aunque la fórmula jurídica no garantiza un funcionamiento mejor, es verdad que los proyectos que han comenzado como cooperativa o empresa social tienen unos principios o valores que deberían ser cercanos a la RSE. También es verdad que los principios cooperativos están muy alineados con lo que el nuevo management llama responsabilidad social. Ahora bien, creo que las cooperativas no han aprovechado suficientemente el tirón que ahora tiene todo esto. Tienen un buen discurso y algunas se identifican con alguna manera de hacer, pero comunicativamente hay mucho camino por recorrer. Hay cooperativas que hacen las cosas muy bien pero no saben explicarlas. Además, se está detectando que una parte de la sociedad tiene mucha sensibilidad por estos temas. Es una oportunidad que el cooperativismo no está aprovechando bien.

JMC: Algunas organizaciones, entre las que puede haber cooperativas y entidades sin ánimo de lucro, creen que tienen la RSE de manera innata. Y que es algo que tienen que hacer el resto de empresas, que son las que se tienen que ganar la legitimidad. Pienso que esto es un error de cálculo importante. Si relegan la RSE sólo a las empresas pierdes la oportunidad de demostrar ejemplaridad y ayudar a introducir tus buenas prácticas en el mundo de la RSE y que las conozcan otras empresas. El mundo cooperativo podría liderar temas de RSE. Tiene buenas prácticas en algunas áreas, pero quizás tiene áreas de mejora en otros campos. Se debería hacer un esfuerzo, hay valores cooperativos que sintonizan plenamente con la RSE y habría que estar más presentes. Y, también, decir a algunas empresas que hablan de RSE que lo que practican no es exactamente responsabilidad.

¿Qué consejos darías a las empresas cooperativas interesadas en difundir sus buenas prácticas?
 
AH: A veces, desde el cooperativismo y la economía solidaria se dedican demasiados esfuerzos a diferenciarse del resto que a ponerse como ejemplo. Huelga decir que somos la alternativa, porque hay muchas, deberíamos presentar como experiencia que puede ayudar a construir las cosas de otra manera, y decir que queremos tener un impacto social y económico. Debemos construir un discurso en positivo en vez de decir que los otros son malos. Deberíamos usar las metodologías que utilizan las otras empresas para poder compararnos, y no debería dar miedo decir que ahora tenemos un impacto menor de lo que pensábamos. Al final, el lenguaje positivo es lo que motiva a la gente.

En el ámbito de la responsabilidad social, ¿qué pueden aprender las empresas cooperativas de las mercantiles? ¿Y al revés?
 
AH: El mundo cooperativo debería integrar sistemas de gestión que permitieran compararse con las empresas mercantiles y esto ayudara a ponerlo en valor ante la sociedad. Se debería aprovechar para que el cooperativismo se pudiera explicar, compararse con otros tipos de empresas y organizaciones y poder decir que lo que está haciendo desde hace muchos años, ahora está de moda. Por otra parte, la RSE serviría para cuantificar y comprobar si lo que se está haciendo es verdad. El mundo cooperativo tiene 7 principios que vienen marcados por la ACI, pero hay que demostrar que están interiorizados. Creo que la responsabilidad social puede aportar un discurso sobre las cosas que promueve el cooperativismo. En el otro sentido, el cooperativismo podría servir de ejemplo como forma de funcionar, que es lo que pretende la responsabilidad social. Al final, cuando una empresa apuesta para gestionar su responsabilidad social intenta explicar que es buena. En este sentido, las cooperativas pueden ser un modelo para explicar que es posible organizarse y gestionar una empresa de manera excelente y, al mismo tiempo, respetar unos valores propios.

JMC: A veces se han defendido los valores cooperativos centrándose demasiado en la forma jurídica. Creo que la RSE permite crear un espacio de juego en el que el cooperativismo se debería abrir: se puede defender un modelo de empresa que incorpore valores cooperativos y de responsabilidad de manera más transversal, sin necesidad de ser necesariamente una cooperativa. En este sentido, hay que apostar porque el mundo de la RSE haya indicadores concretos (escalas salariales, implicación de los trabajadores con la empresa...). El gran éxito del cooperativismo debería ser aprovechar la responsabilidad para que aquellos valores que siempre ha defendido entren a formar parte del conjunto del tejido empresarial como forma de funcionar más plausible, para dar satisfacción a la sociedad y al mismo tiempo a las mismas empresas, demostrando que es un modelo de éxito.

AH: Un ejemplo muy claro es que hace 10 años se impulsó el proyecto RSE.Coop, liderado por el movimiento cooperativo y la Generalitat. Precisamente, se pretendía que las cooperativas fueran líderes en el ámbito de la RSE. Y una de las cosas que se consiguió -y que creo que no hemos sabido aprovecharlo es hacer una adaptación de los indicadores de una de las metodologías más reconocidas internacionalmente, la Global Reporting Initiative (GRI), para poner en valor los rasgos identitarios del cooperativismo. El problema es que no se le ha dado continuidad.

JMC: Esto implica que debemos ser muy exigentes. En cuanto a la escala salarial, la sociedad actual está preparada para entender que es una cuestión de dignidad. No puede ser que la relación entre el salario más alto y el más bajo sea de 1 a 2 millones. Si tenemos la valentía de pedir a las multinacionales transparencia y equidad, también lo tenemos que demostrar nosotros. No es necesario desnudarse del todo, pero tenemos que ponernos de acuerdo sobre cuáles son los indicadores que nos permiten decir que una economía es digna. Quizás ahí sí que habría que decir que no estamos dispuestos a trabajar o comerciar con una empresa que tenga una disparidad salarial que sea inaceptable desde un punto de vista ético.

En cuanto a las escalas salariales, la New Economics Foundation (NEF) del Reino Unido defiende la aplicación de una escala ideal de 1 a 8, y de un máximo de 1 a 20 en casos excepcionales. Por su parte, el Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Pública, Social y Cooperativa (CIRIEC) entiende que una relación de 1 a 3,5 / 4,5 es aceptada socialmente. Para vosotros, ¿cuál sería la banda salarial justa?
 
AH: Hay que ser realista. Por un lado, hay que reconocer el diferente esfuerzo y tareas que hacen las personas dentro de una organización. Por otra parte, es una cuestión de captar y retener el talento. Si queremos tener las mejores personas debemos reconocer su esfuerzo. Dicho esto, en este punto no existe un consenso. Movimientos como el del bien común de Christian Felber dicen que se conformarían con un ratio de 1 a 20, mientras que en el movimiento cooperativo a veces se habla de 1 a 12. Creo que la mejor escala salarial es la que decidan todas las personas que forman parte de la organización. Es decir, la asamblea de una cooperativa es soberana para decidir cuál es la ratio justa. En cualquier caso, no se deberían permitir las diferencias de 1 a 360.000 que existen actualmente.

JMC: Cuando hablamos de responsabilidad social nos referimos a una metodología que tiene un componente de voluntariedad, lo cual no quiere decir que no se tengan que ir buscando consensos dentro de sectores para autorregularse. Lo importante es el concepto de "cumple o explícate" (comply or explain, en inglés). Y no se trata de únicamente cumplir la ley, también se han de cumplir las expectativas. Quizás en nuestro sector la escala salarial plausible es de 1 a 20, pero en otra empresa es de 1 a 40. Pues debería explicar los motivos. Una empresa puede tener una escala salarial más alta y, en cambio, otra puede tener más igualitaria porque externaliza todos los salarios bajos subcontratando personas en vez de contratar directamente. Hace 20 años con las Ong hubo una crisis cuando se planteó un indicador: qué tanto por ciento del presupuesto se destinaba realmente a cooperación y cuál a mantener la estructura? Esto obligó a que algunas organizaciones explicaran que se dedicaban a hacer sensibilización aquí, otros hacían más cooperación en el tercer mundo, etc. Por lo tanto, lo importante es decidir cuáles son los indicadores válidos. Hace años, no daba mucha importancia a las escalas salariales. Pero ahora, viendo lo que está pasando, es un tema de dignidad y sentido común.

Trabajando con administraciones y otras entidades para promover los territorios socialmente responsables, cuáles serían las principales medidas que debería aplicar un ayuntamiento que quisiera favorecer la economía solidaria?
 
AH: No se trata de hacer buenas prácticas aisladas, se necesitan una serie de acciones integrales e integradas. Por ejemplo, no sólo se pueden aplicar cláusulas sociales, se puede incorporar el discurso de la economía social en la educación y en los cargos políticos y en los técnicos.

JMC: Es fundamental disponer de una base previa que fomente los valores de la cooperación, ya que tenemos un país de pymes que les cuesta mucho crecer y necesitan innovar. Para ello, se deben agrupar y crear alianzas con confianza y objetivos estratégicos compartidos, cultura del partenariado, el diálogo ... Para el cooperativismo, esto es una gran oportunidad y, por tanto, hay que aportar las capacidades de fomentar la colaboración. Aquí existe el riesgo de que las cooperativas sólo quieran fomentar la intercooperación con otras cooperativas. Se entiende que quieran priorizar, pero no se deberían cerrar como si sólo quisieran crecer en detrimento de las otras.

AH: Debemos partir de tablas de territorios socialmente responsables con la participación de agentes diversos para analizar y buscar respuestas a los retos que plantea el territorio. Esto significa que se deben reunir la administración, la economía social, las pymes, las escuelas ... Todos los implicados deben ver como dan respuesta a sus necesidades. A partir de aquí, hay que ver qué estrategia se prioriza: en algún lugar se pueden priorizar las cláusulas sociales, pero quizás en otro territorio el problema es el paro juvenil y hay que aplicar otras medidas. Debe ser un tema consensuado entre agentes que tengan ganas de construir y colaborar.

JMC: Estas tablas deben tener organizaciones diversas que trabajan la RSE, fomentar espacios de encuentro para compartir, abordar retos del territorio... Finalmente todo esto se debe vincular a la identidad y visión del territorio, y que se incluya en el plan estratégico. A veces, estas tablas tienen un componente demasiado representativo, y lo que hace falta es que haya los organismos que están gestionando la RSE. Este es un matiz que estamos intentando impulsar.

AH: Uno de los ejemplos sería la Garrotxa, un territorio que hace tiempo que tuvo claro que había que espabilar, como también pasó a Mondragon. Se dieron cuenta de que debían promocionar ellos mismos y crear un espacio de concertación con personas que no iban en representación de nadie, sino que eran los que trabajaban estos temas día a día. Hay una mesa de productores agroalimentarios que decide, por ejemplo, si se crea una marca o no.

JMC: Un ejemplo urbano podría ser el Raval de Barcelona, ​​un espacio con muchas necesidades y organizaciones. Se ha trabajado para vertebrar todo este tejido con elementos de RSE, con grupos de trabajo, la fundación Tot Raval y la implicación de diversos agentes como el pequeño comercio, empresas más grandes, ciudadanía ... Si en la Garrotxa es importante el turismo rural, en el Raval lo es la cohesión social y la integración de las personas. Por lo tanto, cada territorio ha hecho lo que le toca: identificar un reto, sumar fuerzas y que cada empresa, aparte de gestionar la RSE inherente a su actividad, ponga una parte de esta RSE al servicio del territorio.
¿Cuáles son los atributos más importantes de un destino turístico socialmente responsable?
JMC: Es una cuestión de criterios, hay muchas etiquetas, como turismo familiar, etc. Pero con el turismo socialmente responsable estamos yendo un paso más allá, hablamos de un enfoque global que es la concreción del territorio socialmente responsable en el campo del turismo. A veces, las grandes marcas como, por ejemplo, "territorios familiares" están demasiado promovidas desde arriba, desde la iniciativa pública y, por tanto, para tener un sello hay que cumplir unos criterios estipulados muy claramente mediante una norma que lo regula. En cambio, cuando hablamos de destino turístico responsable ponemos el foco en que también haya organizaciones pequeñas (comercios, hoteles, transportistas ...) que integren la responsabilidad como su manera de hacer. Debemos crear la base para que esto sea auténtico y haya unos operadores que integren la RSE a su manera de hacer. Al final, cuando un turista llegue a un destino de este tipo percibirá autenticidad, y no una etiqueta.
AH: Los últimos estudios de ámbito internacional ponen de manifiesto que hay un colectivo de personas que a la hora de elegir un destino turístico se fija en cosas que van más allá que las playas sean bonitas. Por ejemplo, en Noruega, el 80% de los turistas antes de elegir un destino se fijaban en sí era sostenible. Esto quiere decir que es un mercado en crecimiento y debemos ser capaces de demostrar que si nos identificamos como destino turístico responsable esto debe ser verdad.
Hablamos del paradigma de economía colaborativa, nuevas tecnologías y turismo. Se puede considerar que empresas como Airbnb, Über, Blablacar, etc. actúan con responsabilidad social o simplemente se están aprovechando de un nicho de mercado y de una tendencia?
AH: La economía colaborativa la están promoviendo las grandes corporaciones, y el mundo cooperativo tiene un problema. No puede ser que si queremos compartir coche lo tengamos que hacer mediante Google. Como siempre, hay gente que hace un buen uso de estas cosas y gente que no. Esto quiere decir que hay grandes empresas que se aprovechan de este movimiento emergente para hacer cosas que quizás son legales pero no son éticas, como el tema fiscal.
JMC: Si en nuestra sociedad está emergiendo una espiritualidad al margen de la iglesia, esta debe replantearse qué ha hecho mal. Si ahora ha aparecido Google al margen de los que hasta la fecha gestionaban la información, los medios de comunicación deben plantearse qué errores han cometido. Y si están apareciendo formas de hacer economía colaborativa, el mundo cooperativo debe ver qué responsabilidad tiene, ya que ha aparecido en el margen. Como es que no se le ha ocurrido antes? Lo importante es que la economía colaborativa debe crear valor para todas las partes implicadas. Estamos en un momento de tránsito y hay que ver cómo se pueden adaptar las leyes para hacer posible que la economía colaborativa funcione, no se trata de desregularizar y abrir todas las puertas, hay que pensar el impacto que esto genera sobre todos los grupos de interés. No puede ser que haya modelos de negocio que, al ser bien vistos, se les permita todo.

Fuente: Nexe 36

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