19.1.13

Les espines del negoci de les flors

Fa uns quants anys vaig escriure un article titulat "Sant Jordi, allibera la princesa... de les roses!" [català] [castellano]. I és que dels gairebé sis milions de roses que es regalen a Catalunya per Sant Jordi, el 60% són importades, la majoria de Colòmbia i una de cada 5 d'Equador, països on la producció d'aquestes flors està envoltada de mancances en drets humans.

A banda dels problemes ambientals i de salut, el que més indigna és la situació laboral ja que el 80% de les treballadores són dones que són acomiadades quan queden embarassades, l'horari regular és de 10 o 12 hores i es fan moltes hores extres sense remuneració especial, els contractes són de molt curta durada, el sou no arriba ni a la meitat de la cistella bàsica. Del que nosaltres paguem per una rosa colombiana només n'arriba a les butxaques de les treballadores un 2'5%.

I els sis milions de roses que ens regalem els catalans per Sant Jordi no són res en comparació amb els 450 milions que preveu exportar el sector representat per Asocolflores. De vegades el sector tendeix a presentar-ho tot d'una manera molt agradable. Precisament el to d'aquest vídeo on es ve a dir que el sector de les flors representa els valors de Colòmbia es podria girar en contra:


Ara fa un any podíem llegir aquesta notícia:

Jornadas interminables, falta de cobertura sanitaria y de desempleo, despidos ilegales, enfermedades profesionales… Balance de la industria de las flores en Colombia

Para los trabajadores de la floricultura la temporada previa al día de San Valentín (desde principios de diciembre hasta mediados de febrero) implica la preparación de toneladas de flores que se venden por el día de los enamorados. En estas fechas, Colombia vende 500 millones de flores, equivalentes al 15% de toda su producción anual, principalmente en el mercado norteamericano pero también en el europeo.

Colombia es el segundo exportador mundial de flores. Según datos oficiales, en 2010 exportó 1.100 millones de dólares. La fiesta de San Valentín es la de mayor venta en el año. El 80% de las flores que importa Estados Unidos para San Valentín son colombianas.

En una industria donde los contratos son de corta duración, las mujeres (65% de la mano de obra) trabajan a un ritmo frenético a cambio de un salario muy bajo, en condiciones insalubres. La ONGD española InspirAction denuncia que se ven obligadas a realizar muchas horas (en temporada alta, jornadas de hasta 20 horas al día) para ganar lo suficiente como para sobrevivir. La mayoría no goza de baja por enfermedad o por maternidad, pocas están amparadas por alguna cobertura sanitaria o de desempleo y aún menos consiguen ahorrar para el futuro.

Según un estudio de la Corporación Cactus, institución apoyada por InspirAction, en la Sabana de Bogotá son varias las empresas de flores que exigen a sus trabajadoras el certificado de ligadura de trompas. El  82.8% de las empresas piden además prueba de embarazo, atentando contra los derechos laborales de las mujeres, porque se las está discriminando para acceder al empleo, y contra sus  derechos sexuales y reproductivos, en la medida en que afectan su libertad para decidir sobre su sexualidad y reproducción. Más del 34% de las y los operarios están contratados por intermediarios, lo que genera confusión en cuanto a quién es realmente el empleador y por lo tanto, a quién debe reclamarse cuando se presentan incumplimientos.

Los trabajadores de flores reciben el salario mínimo mensual vigente en Colombia (286,5 dólares). A pesar de que el sector ha sido constantemente beneficiario de subsidios estatales (al rededor de 120 millones de dólares, entre 2004 y 2008) la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores, Asocolflores, reportó que en el año 2010 se recortaron 12.000 empleos en el sector. Sin embargo, la producción no ha bajado, debido a la imposición de topes de rendimiento inhumanos, tras la reducción de  personal, que han provocado un aumento de las enfermedades profesionales. El crecimiento de la productividad por cada trabajador ha aumentado 36% en los últimos  años, lo que corresponde en cierta medida a los puestos de trabajo que el gremio ha eliminado paulatinamente. Se calcula en los últimos años la oferta de empleo en el sector ha disminuido en un 20%.

Omaira Páez, abogada e investigadora de la Corporación Cactus, lamenta el bajísimo grado de organización sindical. Calcula que sólo el 6% de los trabajadores está sindicalizado, cuando en épocas anteriores era el 15%. Y en su gran mayoría afiliados a sindicatos “patronales”, porque los sindicatos independientes ya no existen en la práctica, fueron liquidados por la arremetida de los empresarios. Isabel Ortigosa, responsable de incidencia de InspirAction, indica que “la pertenencia a una organización sindical es de especial importancia, no sólo porque facilita la defensa de los derechos laborales, sino también porque está demostrado que aquellos grupos laborales que pueden organizarse tienen mejores condiciones de salud mental. Pero el modelo agroexportador de las flores ni estimula, ni posibilita las formas asociativas de los trabajadores”.

La supuesta crisis del sector ha sido el argumento, o el pretexto, para justificar una mayor degradación de las condiciones laborales, desconocer derechos mínimos fundamentales en el trabajo, la no entrega de dotaciones (vestido y calzado de labor), la supresión de prestaciones, y los despidos colectivos realizados de manera ilegal. En muchas ocasiones se ha encontrado que lo empresarios ni siquiera han pagado las cotizaciones al sistema de seguridad social en salud y pensiones de sus trabajadores.

En el día de San Valentín (14 de febrero), las organizaciones sociales y sindicales del sector promueven desde hace unos años la celebración del Día Internacional de las Trabajadoras y Trabajadores de las Flores, una manera de reconocer el valioso aporte que hacen a la economía de sus países y de poner en primer plano sus reivindicaciones laborales, y su derecho a la contratación directa y a la organización sindical, en un sector que genera en Colombia cien mil empleos directos y ochenta mil indirectos, y que vive un proceso acelerado de precarización.

Tant de bo que els programes per a la gestió de l'RSE que s'estan realitzant en el sector puguin desenvolupar una visió més ètica i sostenible del negoci. Tot i que, òbviament, com sol passar en totes les matèries d'RSE, el paper de la ciutadania i de la clientela hauria de ser molt més determinant, per tal d'accelerar el procés i de reconèixer els progressos fets.

Programa de Empresas Sostenibles y Responsables en Colombia Programa de Empresas Sostenibles y Responsables -PESR- de la Organización Internacional del Trabajo realizado conjuntamente con Asocolflores y SENA.