27.8.12

La roja coja cojea

Las palabras son importantes. No sólo denotan sino que también connotan. Es cierto que podemos seleccionar las palabras a partir del diccionario, pero resulta que algunos colectivos pueden sentirse incómodos con la terminología que les afecta y que los lingüistas han recogido del uso común o tradicional.

Un ejemplo paradigmático es el de los discapacitados. Años atrás se hablaba de subnormales y minusválidos. Eran palabras de uso corriente. Luego aprendimos a hablar de discapacitados. Luego la manera de referirse integrava la persona, y empezamos a hablar de personas con discapacidad. La persona no era una discapacitada sino que la discapacidad era una circunstancia de la persona.

En un sentido más discursivo pero que forma parte de esta lógica evolutiva hay quien habla de personas con capacidades diferentes. Así también desplazamos el prefijo di- de rebajar la capacidad a decir que no todas las capacidades funcionan igual.

Igualmente los locos han pasado a enfermos mentales o muchos otros términos se han aprendido a usar de una manera más respetuosa.

A algunos les puede parecer excesivo. Pero los colectivos tienen derecho a proponer expresiones que les parezcan más ajustadas, más respetuosas. Y muy especialmente cuando estas palabras son la carta de presentación, son el adjetivo que llevas asociado de por vida a tu personalidad. Es justo pues que hagamos el esfuerzo de mejorar el lenguaje para hacerlo más respetuoso.

No es una cuestión menor si tenemos en cuenta que la manera de decir las cosas no sólo refleja la disposición que tenemos dentro de nosotros sino que a la vez ayuda a transmitir y hacer más fuerte una cierta visión del mundo. El lenguaje tiene una gran capacidad de crear realidades, de conformarlas.

Soy de los que hace tiempo que procurado hacer un uso del lenguaje que tienda a ser respetuoso evitando el uso de expresiones que traicionan los valores del que habla, entre los que podemos destacar los sexismos, aunque en el lenguaje de género se han desarrollado algunas propuestas poco justificadas y nada funcionales.

Fruto de la toma de conciencia sobre estas materias ha surgido la necesidad por parte de personas e instituciones de poder disponer de consejos sobre las mejores prácticas, que finalmente han dado lugar a guías e incluso a otros recursos como un detector automático de sexismos.

Ahora bien... ningún detector podrá tener suficiente ciberinteligencia como para identificar las gracias divertidas que pueden hacer algunas personas linguocreativas.

Llevamos años y años tratando de dignificar la práctica deportiva de las personas con discapacidades físicas y fomentando los Juegos Paralímpicos, que se celebran justo después de los Juegos olímpicos, y ahora aparece un señor gracioso, pero que resulta que preside el Comité Paralímpico español y va y se refiere a los paralímpicos como "la roja coja". El próximo día 29 de agosto comienzan los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 y la delegación española se ha reunido en la Moncloa con el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.

Ve por donde que este señor le ha encontrado gracia a la rima, ¡al hecho de que en castellano las dos palabras presenten rima consonante! Miguel Carballeda, el presidente del Comité, ha hecho el comentario minutos después de que Rajoy dijera que los paralímpicos son un "ejemplo de superación y trabajo duro". A los miembros de la delegación, sin embargo, no les ha gustado mucho el comentario y han quedado boquiabiertos y molestos.

Es curioso: el término de la "roja" responde a un intento similar al que hemos reflexionado en este artículo, una renovación del lenguaje para evitar hablar de selección española. En este caso se trataba de facilitar que los ciudadanos que no se encuentran cómodos con el concepto español pudieran sumarse a sentir esta selección como más propia, a partir de un nombre más neutro. ¡Ahora este señor ha intentado que también los cojos se la sientan más suya!

Ya solo faltaba que hiciera broma y dijera que "esperemos que la roja coja no cojee como la otra", o "a ver si la roja coja moja".