27.3.11

Nuestro horario nazi de cada día

En el número 68 del Boletín Oficial del gobierno franquista se publicó una orden del 7 de marzo de 1940 que decía:
'Considerando la conveniencia de que el horario nacional esté de acuerdo con el de algunos otros países europeos, y las ventajas de todo tipo que el adelanto temporal de la hora comportará, dispongo que el sábado, 16 de marzo, a las veintitrés tres horas, avance la hora legal en sesenta minutos. (...) Oportunamente se indicará la fecha del restablecimiento de la hora normal.'
La orden hizo que la España franquista pasara a homologarse voluntariamente a la hora central europea o CET (el huso horario que una hora adelante respecto del tiempo universal coordinado o UTC), la que la Alemania nazi había impuesto a todos los territorios ocupados con horario diferente: Bélgica, Francia, Luxemburgo, los Países Bajos y Polonia. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, todos estos estados mantuvieron el horario centroeuropeo e incluso se sumaron Andorra, Gibraltar y Mónaco. Con todo, el mantenimiento del CET en España hasta la actualidad, setenta y un año después, es lo que causa más extrañeza.

De entrada, porque España no estaba obligada a adoptar el CET y lo hizo por motivos de afinidad ideológica con el régimen nazi. Asimismo, porque la orden de 1940 era explícitamente temporal y dejaba la puerta abierta a volver a 'el horario normal'. Y, sobre todo, porque la adopción de la también llamada hora de Berlín era totalmente irregular aplicando criterios geográficos.

En 1884, veintidós siete países firmaron en Washington (EEUU) un acuerdo internacional en la Conferencia del Meridiano, en que se dividió el mundo en veinte y cuatro husos adoptando como referente el meridiano de Greenwich. El tiempo medio de Greenwich o GMT (Greenwich Mean Time) es el tiempo solar medio en el Observatorio Real de Greenwich, cerca de Londres (Inglaterra), que por convención es a cero grados de longitud. El meridiano de Greenwich, hay que recordarlo, pasa muy cerca de Fraga y por Valencia. En Europa, se sigue en Gran Bretaña y Portugal, y por lógica debería aplicarse al resto de la Península Ibérica y Francia.

Esto es lo que reclama, de hecho, la Comisión para la Racionalización de los Horarios en España, que hace campaña para cambiar el horario. Según esta entidad, formada por numerosas enitats e instituciones públicas y probadas, adoptando la hora portuguesa el resto de la Península se continuaría rigiéndose por el Sol, pero se comería a la una y no a partir de las dos, se cenaría a las ocho y no a partir de las nueve, y se saldría de trabajar, en general, alrededor de las cinco, lo que conciliar mejor el trabajo y el ocio. [Fuente: Vilaweb.cat ]
Responsabilitat Global apoya la adecuación horaria en España para racionalizar los horarios y facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar y aumentar la productividad.
Esta es una medida que no entra dentro del competencias del gobierno catalán y que solo el gobierno español puede modificar. Sería una manera magnífica de demostrar que las voluntades expresadas con palabras también se pueden expresar mediante hecho de alta efectividad y poca dificultad.

Sugerimos, en este sentido, que las personas y organizaciones que forman parte del CERME hagan de esta demanda al gobierno español una prioridad.