8.11.10

La responsabilidad social de las pymes, entre la crisis y las oportunidades

Albert Einstein
  • ·         Coincidiendo con el período de la crisis, muchas pymes que habían comenzado a gestionar su RSE han continuado haciéndolo y muchas otras se han incorporado, entre ellas las de los programas RSEpime y Leader.
  • ·         La crisis ha limitado la filantropía y parte de la acción social pero no su sentido más profundo vinculado al modelo de empresa y en la base estratégica.
  • ·         Se podría estancar el número de certificaciones de RSE, un aspecto puramente formal que no afectaría el impacto real.

La Responsabilidad Social de las Empresas es una oportunidad de desarrollo de las organizaciones y una estrategia de posicionamiento de relevancia creciente. En este sentido, la desaceleración económica puede hacer disminuir algunos proyectos o retardar el ritmo pero no puede dejar en el congelador un estilo de gestión que ha comenzado a demostrar su potencial de cambio. Por ello, el momento actual sigue siendo un momento fantástico para empezar a integrar políticas de RSE y muy especialmente en aquellas empresas que están rehaciendo sus planes estratégicos.

Un contexto difícil

La persistencia de la crisis económica está provocando graves crisis empresariales, algunas de las cuales conllevan su liquidación definitiva. En medio de estas aguas agitadas, las pequeñas y medianas empresas sufren con una gran dureza las consecuencias negativas del impacto que la crisis ha tenido en su clientela, ya sea el público directo, otras empresas o el sector público.
La crisis tuvo origen en modelos de gestión poco sostenibles, faltos de rigor, construido sobre hipótesis falsas, y en determinados casos por conductas carentes de ética. A pesar de que ahora poca gente discute que habría que avanzar hacia una economía más sostenible, no sólo en términos ambientales sino también de responsabilidad social en general, lo cierto es que este desiderátum topa con la incredibilidad a la hora de concretarlo en cada empresa en particular. Una cosa es el deseo general y otro cada caso concreto.¡Y así vamos!
Aun son pocas las empresas que han optado por unos modelos de gestión más avanzados que incluyan la RSE de una manera integrada dentro del modelo organizacional, y que abarque todas sus perspectivas, ya sean procesos internos, relación con grupos de interés, modelo comercial, etc.

El compromiso empresarial en RSE


Si este es el contexto, la realidad de la RSE puede parecer muy escuálida, pero no nos parece que sea hora de hacer una lectura negativa sino más bien al contrario. Queremos ofrecer una visión muy positiva.
En primer lugar porque, a pesar de que la RSE pueda haber ralentizado su desarrollo, en absoluto está mermando. Las empresas comprometidas continúan con sus políticas y otros se van añadiendo. Como era previsible, se han recortado presupuestos en todas las áreas y, por tanto, han disminuido las acciones sociales. Ya se recuperarán. Pero la lectura fundamental es clara: aquellos que, un lustro atrás, decían que en la primera crisis que apareciera todas estas políticas de RSE se desharían como un azucarillo erraron. La profecía no se ha cumplido porque el análisis era incorrecto. La RSE no era una mera filantropía hecha de manera más compleja ni era un marketing evolucionado, sino que estamos ante un estilo de gestión empresarial que no tiene marcha atrás.

Pero, entonces, nos debe preocupar que aún sean pocas las empresas comprometidas?


A nuestro juicio, responderíamos que relativamente. Es evidente que la RSE avanza lentamente y que la crisis le ha puesto las cosas más difíciles. Pero a menudo se comete un error de magnitud que consiste en comparar el número de empresas presuntamente implicadas con el total de las empresas del territorio correspondiente, obteniendo un porcentaje ínfimo que no tiene ningún sentido dado el razonamiento que a continuación expondremos.
La RSE es un enfoque apto para empresas bien gestionadas y con una cultura organizativa avanzada. Dicho de otro modo, no hay empresas mediocres que hablen de RSE! Las empresas que optan por la RSE son organizaciones que antes han trabajado mucho en calidad, en los procesos ambientales, en calidad laboral, y hay un momento que dan el paso de un modelo de excelencia empresarial clásica a un modelo de excelencia social.
El número de empresas que hacen este paso es cada vez más importante entre las que cumplen las condiciones básicas que hemos mencionado, a las que aún añadiríamos otras condiciones necesarias como un liderazgo interno sólido, una orientación a la gestión del cambio guiada por una visión, una orientación misional a la creación de valor que no se entienda únicamente en clave de beneficios inmediatos ... Para saber si la RSE avanza de manera sólida tenemos que mirar el porcentaje sobre el total de las cumplen estos requisitos ya que este es el terreno sobre el que florece la RSE. Hacerlo de otra manera -aparte de frustrante- no tiene sentido porque el objetivo no puede ser que todas las empresas acaben haciendo RSE. Sentí una vez un representante sindical de la CONC expresando que "yo nunca pediré que todas las empresas hagan RSE; me conformo con que todas cumplan con la ley". Sobre cada empresa podemos tener unas expectativas diferentes según cuál sea el modelo.
Poner como objetivo que las mejores empresas vayan abrazando la RSE es el verdadero objetivo, y no sólo en términos de realidad sino también porque esta debe ser la estrategia: hacer que las empresas líder, las más dinámicas, las más avanzadas, las mejores, sean empresas socialmente responsables, porque estas son las que arrastrarán las demás y porque es la forma de demostrar por la vía práctica que hacer las cosas bien aporta beneficios sostenibles.

El compromiso de las pymes

Fruto de malas análisis o simplemente de meras suposiciones no contrastadas, a veces se oyen voces que afirman que las pymes están haciendo retirada de la RSE. Ante este supuesto no contrastado, sería necesario reflexionar sobre qué pymes, sobre qué entendemos por retirarse y, sobre todo, qué es la RSE aplicada a las pymes.

En primer lugar, hay que pensar en términos de RSE de las pymes. A pesar de que hemos conseguido cambiar la denominación de RSCorporativa por RS de las Empresas, lo que aún no se ha modificado es la tendencia a describir un modelo para las grandes corporaciones y luego tratar de aplicarlo a las pymes para constatar con una cierta superioridad lo que les falta para alcanzar el nivel. Esta actitud es aplicable a muchas otros contextos, entre los cuales los más lamentables son los normativos, donde las leyes se conciben más pensando en las grandes empresas y luego hay que ver cómo aplicarlo a las más modestas. En el caso de las auditorías sucede lo mismo acaba pidiendo a pymes un esfuerzo que no es equiparable al de las grandes empresas.


Para la gran empresa podemos concebir un modelo formal de RSE que otorgue una gran relevancia a los procesos de identificación de la materialidad, los grupos de interés, los procesos formales de diálogo con estos, a la rendición de cuentas mediante mecanismos estandarizados, los sistemas integrados de gestión o la incorporación en el cuadro de mando integral, etc.
No podemos pretender poner sobre la mesa de dirección de la micro y pequeña empresa un modelo idéntico. Y tampoco sería adecuado concebir un modelo rebajado. Debe ser un modelo a medida que atienda lo sustancial de acuerdo con el modelo de empresa. Para poner un ejemplo, una microempresa puede rendir cuentas mediante un bloque de empresa sin necesidad de cerrar y verificar una memoria formal anual. Finalmente lo importante es que se gestionen y mejoren los impactos sociales, ambientales, laborales ... y que se haga con transparencia.
Y en cuanto al diálogo con los grupos de interés, a medida que las empresas son más pequeñas, más informales son los mecanismos de diálogo, hasta llegar al caso de los profesionales autónomos y las microempresas en que la informalidad está llena sin respecto estandarización de canales sin que ello impida identificar correctamente grupos de interés y establecer flujos comunicativos.
Una de las pymes españolas que ha puesto a menudo como ejemplo de compromiso con la RSE es Javierre. Su punto de vista sobre la RSE de las pymes es que hay factores que suponen barreras de entrada, como el hecho de que para ser responsable es necesario el ejercicio de la transparencia. Tampoco se lleva muy bien por parte de las Pymes la participación de las partes interesadas en ciertos procesos de comunicación o colaboración. En relación con este punto de vista, no compartiríamos estrictamente la distancia que marca con respecto a la transparencia y el diálogo con los grupos de interés-los cuales son necesarios si hablamos de RSE-  pero se destila una misma preocupación por encontrar las maneras adecuadas a las empresas más pequeñas.
La transparencia de la estrategia y del rendimiento es hoy un activo positivo para las empresas más allá de su dimensión. Si para las grandes la transparencia es fundamental de cara a los inversores, para la pyme es fundamental de cara a las alianzas y los marcos de colaboración. La pyme debe encontrar los canales de diálogo y de transparencia que, sin suponer un exhibicionismo excesivo o una mera política de relaciones públicas, haga la formulación exacta para mejorar su capacidad de corregir impactos y crear confianza.

Acción social o RSE?


En las grandes empresas que disponen de los mejores programas de acción social les gusta afirmar con cierta contundencia que sin acción o inversión social no hay RSE. Expresado así, parece que ciertas empresas modestas nunca puedan llegar a alcanzar la RSE! Pero para muchas empresas pequeñas, su implicación comunitaria empieza por la misma propiedad e incluso con muchas facilidades para sus trabajadores, en un modelo muy habitual que nunca se ha llamado voluntariado corporativo pero que responde a una filosofía similar. Y son muchas las empresas modestas que siempre han hecho y hacen filantropía. Sin ella no se entendería la fuerza que la sociedad civil organizada toma en nuestro país. Pero en momentos de crisis como los actuales, las aportaciones filantrópicas o incluso la esponsorización con fines comerciales se reduce drásticamente, y esto afecta grandes y pequeñas.
Sin embargo, sería un análisis limitada considerar que las empresas están abandonando su RSE por este hecho. Los recortes son obligadas por el sencillo hecho de que no hay dinero, o al menos liquidez, sin tener en cuenta ya las perspectivas oscuras. Es cierto que algunas grandes empresas se pueden permitir mantener una política de acción social muy potente debido al brazo financiero de que disponen. Pero sería injusto hacer una foto comparativa sin tener en cuenta que las dificultades que la mayoría de pymes están pasando se debe en gran medida a las malas prácticas por parte de algunas corporaciones de algunos sectores específicos.

Corregir la perspectiva


Cuando hablamos de RSE es necesario siempre dibujar el gran escenario en el que no solo tenemos que ubicar las buenas prácticas en el campo de la acción social o la prevención ambiental. Es mucho más lo que tenemos que poner, empezando por la propia supervivencia empresarial. En este sentido, siempre hemos defendido que la I + D + I forma parte de la RSE en el sentido que una empresa que no invierta en su futuro no estará garantizando la capacidad de poder seguir creando riqueza-que finalmente revertirá en el territorio-y de mantener y aumentar los puestos de trabajo.
Igualmente, contra quien podía afirmar que deslocalizar parte de la producción a países del Este o del Sur era socialmente irresponsable, estas políticas, cuando se han llevado a cabo siguiendo estándares exigentes de convenios internacionales, han sido la manera socialmente más responsables abordar la continuidad de la empresa. Para algunas pymes, en el contexto actual, el hecho de no lanzar la toalla y hacer lo imposible para mantener unos puestos de trabajo es su gran RSE.
La pyme se ve afectada en muchos casos por el poder de una cadena de abastecimiento sobre la que no tiene el control, de modo que en momentos como el actual, sufre todas las demoras en el pago y, encima, ve mucho más limitado el acceso al crédito. No sólo son empresas más poderosas las que perjudican la pyme sino que el sector público también se ha convertido en este momento un cliente peligroso.
Quien diga que esta pyme está dejando la RSE porque este año no ha hecho aportaciones filantrópicas está desvirtuando el sentido de la RSEy lo que ésta significa en unas circunstancias como las que estamos viviendo.

La RSE de la pyme suele focalizar más la dimensión "puertas adentro"


Pero es que las pymes que están gestionando su RSE hacen mucho más que gestión ambiental y acción social. Las pymes han orientado siempre su RSE mucho más puertas adentro que puertas afuera, de manera inversa a como lo han hecho las grandes corporaciones. Algunas grandes empresas hace unos años expresaban que sus propios trabajadores no comprendían porque la empresa hacía un esfuerzo tan grande en RSE externa e incluso les había provocado un conflicto de intereses. Después lo han ido equilibrando. La pyme, en cambio, ha partido de una orientación más nítidamente orientada a los grupos de interés internos y también a la comunidad más cercana, con un gran acento por la cultura organizacional, lo que supone una visión más clarividente que algunas grandes empresas que , a pesar de ser quizás conscientes, no sabían cómo asumir.
En aspectos como la gestión de la diversidad, las pymes comprometidas han sabido afrontar a pelo los conflictos del día a día, sin tener que esperar, como algunas grandes empresas con sellos, iniciativas a gran escala. Y todo este esfuerzo para fortalecer una cultura interna sólida, alineada con unos valores socialmente responsables y con la sociedad, continúa hoy por hoy como no podía ser de otra manera. Las pymes comprometidas con la RSE se preguntan cómo podrían ahora lanzar por la borda todo el esfuerzo acumulado para tener unos equipos que den lo mejor de ellos mismos.

Algunos datos


Para valorar el estado de la formalización de la RSE entre las pymes podemos tener en cuenta algunos datos. Una de significativo es que de las memorias GRI que se hacen en el mundo, un 7% son de empresas catalanas, y lógicamente las grandes empresas (como GasNatural, Mango ...) son una parte pequeña, la mayoría son pymes. Si los catalanes somos poco más de un 1% de la humanidad y las memorias de RSE salidas de nuestras empresas son un 7%, ya se ve que no estamos hablando de un enfoque que en nuestro país sea poco relevante.
Si miramos las certificaciones, podemos tener en cuenta los datos que ofrece Forética sobre su sistema de gestión SGE21: en los últimos 3 años el número de pymes certificadas ha pasado de representar un 55% del total de empresas al 75% actual.
Si nos referimos a la implantación de códigos éticos, no podemos disponer de datos cuantitativos dado que a menudo no se tiene un conocimiento público o no se dispone de datos suficientes. Sin embargo, queremos hacer notar que ha sido en estos últimos años que algunas microempresas han comenzado a elaborar, como por ejemplo el caso que presentábamos recientemente de un tienda de golosinas de Mataró.

Hacer limpio no es malo!


Por el contrario, no nos interesan datos como los que nos dicen que el Instituto de Crédito Oficial (ICO) promover que 130 pymes catalanas elaboraran su informe de RSE de forma gratuita (822 Estado). O tampoco nos parece interesante resaltar el gran número de pymes que inicialmente suscribieron el Pacto Mundial en España. El motivo para hacer estas afirmaciones viene dado por el hecho que la falta de esfuerzo para sumarse a estas iniciativas y la falta de garantías que los sujetos tengan un conocimiento adecuado de lo que supone la RSE hacen que tan pronto como una organización se suma pueda dejar de cumplir con los requerimientos o  romper con la continuidad que le daría valor.
En este sentido, no podemos considerar que hacer una "memoria express" sea un mérito de la misma manera que el hecho de que dejen de hacerla tampoco debe ser analizado como un paso atrás. Igualmente, si bien actualmente se han corregido los primeros pasos,  no podríamos considerar una mala noticia que abandonen el Pacto Mundial aquellas empresas que se apuntaron en unos momentos iniciales en los que pareció que solo se trataba de salir en la foto .
En consecuencia, podríamos decir que hacer limpio es una buena noticia y que, positivamente por RSE, este enfoque de gestión continúa fuerte entre aquellas empresas comprometidas y con un desarrollo  muy interiorizado. No es este el artículo para desarrollarlo, pero las pymes a menudo desarrollan un modelo de RSE menos sistematizado (respecto a lo que se considera el modelo estándar) pero con una mayor capacidad de crear valor social, credibilidad y confianza. Por el contrario, a menudo da la sensación que algunas grandes empresas sólo avanzan a partir de iniciativas adocenadas, poco vinculadas a la comunidad y poco creíbles (como del contradictorio Charter para la Diversidad, del que hablaremos próximamente).

Concluyendo


Cuando hablamos de la RSE es necesario que sepamos que hay más pymes que grandes empresas gestionando la RSE, sólo que conocemos mejor los casos de las grandes por razones evidentes de capacidad comunicativa y necesidad de gestión de la reputación corporativa.
Pero no se trata sólo de cantidades sino de modelos. Para poner un ejemplo, las microempresas y las pymes a menudo se encuentran más cómodos en modelos de gestión de territorios socialmente responsables, como el que algunas comarcas y países han empezado a definir. Ahora mismo en Catalunya, en las Islas Baleares y dos comarcas aragonesas limítrofes, 18 territorios han empezado a avanzar en modelos de este tipo. Territorios rurales que avanzan hacia la sostenibilidad con la responsabilidad social de sus pymes.
O también podríamos hablar de las microempresas que van adquiriendo compromisos en materias diversas. Recientemente en el blog de Responsabilitat Global hemos tenido la oportunidad de hablar de establecimientos comerciales, de peluquerías y bodegas, de librerías, de taxistas, de odontólogos...
Y también hemos hablado de pymes con compromisos de RSE que en plena crisis están desarrollándose y creciendo, como KH Lloreda o La Fageda. Y por supuesto también hemos dado cuenta de iniciativas como la RSE-PYME, que en plena crisis ha permitido que una treintena de pymes catalanas se incorporaran a la gestión de la responsabilidad social.
Tenemos la firme convicción de que las pymes no se están viendo tan afectadas en su RSE como quizás algunas grandes empresas que de hecho, a pesar de las palabras, quizá no hacían RSE sino meramente una respetable gestión de riesgos e impactos ambientales, una gestión de la reputación corporativa, o una acción social limitada. Estos modelos, que no nos atrevemos a criticar sino meramente diferenciar lo que es la RSE, se ven ahora más afectados tanto en lo que corresponde a gasto como en lo que corresponde a visión integral e integrada.