28.3.09

Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín, muestra algunas prácticas socialmente responsables

Sergio Fajardo fue alcalde de Medellín entre 2003 y 2007 y ahora es candidato a la presidencia de Colombia. Aprovechando su estancia en Barcelona, la Vanguardia la entrevista a la Contra, donde se dicen cosas como las siguientes: 

¿Qué es lo mejor que hizo de alcalde? 

Primero, ganar sin deudas, porque la forma en que llegas a un cargo determina cómo lo ejercen y qué favores debes devolver. Logramos la alcaldía de Medellín en octubre de 2003 hasta diciembre del 2007, porque no podemos reeligió alcalde, así que ahora hemos vuelto a vencer en las elecciones con mi sucesor, Alonso Salazar, que da continuidad al proyecto. 

¿Qué hizo por su ciudad? 

El metrocable para los barrios pobres; lo que las mejores escuelas fueran para los barrios menos favorecidos, los parques culturales y científicos y el urbanismo que ahora premia - gracias-aquí en Barcelona el FAD. 

Recuerdo su programa de rehabilitación para ex guerrilleros. 

El Gobierno nos asignó 4.000 ex guerrilleros narcos y paramilitares para rehabilitarlos y hemos conseguido que no vuelvan a la violencia 3.400.Hay 600 que sí han reincidido, pero estamos satisfechos.
En el año 2006 tuve la oportunidad de estar en casa del alcalde en una larga conversación junto con la delegación catalana que fuimos a participar en unas jornadas, y me pareció un personaje muy interesante por la esperanza que suponía en un contexto tremendamente viciado. Entre los aspectos que ya destacaba y continúa remarcando está el hecho de hacer una campaña electoral que no le generara dependencia política y le garantizara la independencia. 

Asimismo, también muestra su satisfacción por el metrocable, todo una experiencia de mejora de la movilidad urbana que supuso vencer muchos miedos y superar el control de ciertos barrios por parte de las guerrillas. En nuestra estancia en Medellín fuimos invitados a visitar las comunas donde llega el metrocable  -como no podía ser de otra manera-  e impresionaba no sólo el desarrollo que permitió sino el hecho de saber que apenas cinco años atrás no se podía circular libremente por esas calles bajo riesgo de ser tiroteado. 

La responsabilidad social aplicada a la política, en el caso de la opción por unas campañas sin deudas, y aplicada a la empresa, cuando algunas grandes compañías hicieron posible la desmilitarización por la vía de contratar de forma confidencial los guerrilleros que iban dejando las armas, forma parte de un modelo de gestión de la Responsabilidad Social del territorio, donde partes diversas colaboran hacer frente a uno de sus grandes retos. Los modelos de participación ciudadana y implicación de los grupos de interés acaban de remachar el caso de un modelo de éxito. 

Recuperamos lo que decíamos hace tres años en un artículo: 

La aparición de nuevos movimientos sociales que empiezan a tener representación en el mundo de la política es un vector de cambio real en la medida que rompen no sólo un bipartidismo sino un reparto del poder entre fuerzas débilmente ideologizada y en cambio muy dadas a los intereses particulares y grupales. Los nuevos rostros, como Sergio Fajardo, el alcalde de Medellín, y todo su equipo, no sólo hacen una defensa de un modelo integrador de los ciudadanos en la política por medio de un fuerte énfasis en la participación, sino que reiteran su orgullo de su origen fuera de la política, fuera de los partidos tradicionales. Vienen de la empresa, de la universidad, de la sociedad civil, y se ven a sí mismos como trabajadores, honestos, eficaces. Y muestran grandes expectativas y esperanzas, y seguramente las transmiten ante mucha gente que había sucumbido en el escepticismo y el fatalismo. [leer artículo entero: RSE en contextos difíciles]